El creador

En el principio no hay nada, después hay después, algo, una marca en el tiempo, un es. Lo que el vacío, la nada, lo imposible o la ausencia, dispersaron, dieron al ser. 

Marcaron en la página en blanco o en la intemperie: en el paisaje de la posibilidad. 

En la desnudez, la espera. 

Creador es quien vive de esas marcas, esas huellas, no de sus cicatrices: las certezas. 

Una grieta en un muro, para un creador, no es una grieta en un muro, es un tajo que le abre a la posibilidad de la creación, a la acogida de lo que en ese tajo se abre. 
De lo que pueda susurrar. 
Del destello de sentido que pueda donar. 

Ser creador es saber, creer, que eso que abrió desde lo oculto está presente y oculto en esa apertura. (...) El creador sabe que todo fue nada antes de ser lo que es, lo sabe, porque también sabe que todo lo volverá a ser. 

Porque lo sabe traza huellas, a veces sendas, pero las traza, no las aferra. 

La creación es esa fe en nada, en un vacío o una ausencia, una fe que crea lo que cree, que cree para crear, que creando se trasciende más allá de lo que cree. 
Ausencia de lo que nunca fue o haya sido, pero no mera ausencia, presencia y revés de esa ausencia. 

El creador es un ser de la espera, espera lo que advenga, espera desnudo de sí. Espera sin poder, sin saber. 

Espera lo aún por nacer. 

Hugo Mújica

Poéticas del vacío
ed. Trotta, Madrid, 2002.