Federico Manuel Peralta Ramos

Paula Massarutti rescata en el Radar de esta semana la figura de este artista carismático que supo enfrentar la vida como arte y disfrutarlo.

**

"Hacer todos los días lo que a uno se le da la reverenda gana,


(y hacer de esto un mandamiento para la vida)

¿Cómo es posible?

Intento, intento y NO ME SALE
ME SALE, NO ME SALE
NO ME SALE
intento,

y sí, no tengo ni el humor, ni el carisma, ni la alcurnia de la familia de Federico Manuel Peralta Ramos. En este caso ser fan podría ser eso: (sentir), amar y sufrir por ese “otro” que posee algo que uno no trae genuinamente. (...)

Hete aquí la Carta que FMPR dirigió a Mr. James Mathias, de la John Simon Guggenheim Foundation, en 1971. Una respuesta bastante concreta de cómo él decidió gastar el dinero de la Beca de Pintura, que esta reconocida institución le había otorgado tres años antes. En esta carta, el niño Federiquito (como le decían en su casa) describe las operaciones que realizó con el aporte de la beca: la invitación a un banquete para veinticinco de sus amigos en un hotel lujoso de Buenos Aires (con posterior salida a bailar a una boîte de moda), la confección de tres trajes, el pago de una deuda por una exposición que había hecho anteriormente, la inversión de parte del dinero en una financiera para cobrar los intereses mensuales, la compra de tres cuadros (un Robirosa, un Deira y un De La Vega), que regaló a su padre, a su madre y a él mismo respectivamente. Este escrito es, también, una declaración de su filosofía de vida: El Arte como un acto de Dar.


Me pregunto si esta obra podría ser la confirmación de un estado inmensurable del arte o “de las dudas que muchos seguimos teniendo”.

Leer nota completa: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/17-8190-2012-08-31.html

Acá la carta de Federico: http://www.buenosaires.gov.ar/areas/cultura/arteargentino/02dossiers/accion/gr_2_03_peralta_04b.php

Próximo estreno: ELLA TAMBIÉN LA ESTÁ PASANDO MAL



"Una vez más, pude ver que las decisiones no se toman; brotan cuando se abre paso a través de las nubes de nuestros anhelos algo más esencial que nuestras propias ideas. Entonces uno ni mira el precio ni determina el resultado".


Peter Brook, Hilos de tiempo.




¿Qué es una obra de teatro?

Ciro Zorzoli dijo en un seminario hace tiempo, que una obra de teatro es la suma de todos los acuerdos a los que ese grupo de personas en concreto pudo llegar. Por ejemplo, el tiempo de ensayo. Una obra bien puede verse como el resultado del agotador juego de malabares con las agendas que todos practicamos.

Pero una obra no sólo es una suma. También es una síntesis. Cada proceso creativo merece analizarse porque detrás de cada decisión tomada hay una suerte de causas y/o azares que, a menudo, tienen un origen en algo que excede el aquí y el ahora. Hay textos que dan vueltas y vueltas en la cabeza de un dramaturgo durante años antes de llegar a manos de un director que lo transformará en otra cosa. ¿Y de dónde nace un texto? A veces basta una imagen concretísima, una frase, una voz que acosa al autor con sus delirios hasta que éste atina a darle forma.

El director traduce un puñado de hojas que aspira a sostenerse en el espacio. Si el dramaturgo es el propio director, ¿hará lo mismo? Sabemos que no. Cada lector lee, encuentra, una obra diferente.

¿Por qué los actores se comprometen con un proyecto? Respuestas tan infinitas y fascinantes como personas. Porque se identificaron con el texto, porque son amigos del director, porque necesitan actuar, porque están atravesando una crisis y sienten que ese personaje les ayudará, porque les supone un desafío, porque...

¿Y TODO lo demás? ¿Cómo llegan las luces, el vestuario, la utilería, la múscica, la gráfica, la difusión?

Piezas, piezas, piezas. Un desparrame.

Ese momento en el que el conjunto parece inabarcable y eterno, un barco a la deriva. Y no. De repente, sin que sepamos bien cómo, todo encaja, todo son soluciones. Avanzamos en medio de la noche y se llega a buen puerto.

Una obra es una apuesta. Siempre. Para con uno mismo. Y, aunque muchas veces se nos olvide en medio de la lucha cotidiana, algo se gana siempre. Una noche, ese breve momento irrepetible en el que funcionó, un aplauso, la carcajada de un extraño, la felicitación más inesperada, la experiencia. Dicho así, todo junto, resulta hasta cursi pero, siendo sinceros, son esas intermitencias felices las que nos llevan de una obra a otra, las que nos hacen volver una y otra vez al escenario.

Ella también la está pasando mal para mí es una gran matrioska. Un juguete que llegó hasta mis manos tras un largo viaje. Un texto que me hizo recordar cosas que creí olvidadas y, sobre todo, que me hace reír. Es un desafío. Y un regalo. Un regalo que abriremos y compartiremos con todos cada viernes.
No hubiera sido posible sin los dos elencos que la transitaron y sin todas las personas que inspiraron, aparecieron, colaboraron o están en el mejor de los momentos posible.

Gracias a: Teatro Polonia, Fabricio Mercado, Nadia Marchione, Lala Mendía, Francisca Ure, Clarisa Hernández, María Kusmuk, Adriana Vázquez, Timbre 4, Claudio Tolcachir, Gerardo Otero, Lautaro Perotti, Santi Marín, Diego Faturos, Tamara Kiper, Maxime Seugé, Inda Lavalle, Gonzalo Ruiz, Miriam Odorico, Giampaolo Samá, Jorge Castaño, Araceli Dvoskin, Fabricio Saliceti, Gonzalo Córdoba, Paula Ransenberg, Melisa Hermida, Hernán Grinstein, Jonathan Zak, Fabio Petrucci, Javier Casielles, Sebastián Moreno, Bar Lucinda, María Petraglia, Nacho y Miguel Masllorens, Walter Jakob, Agustín Mendilaharzu, Pablo Padula, Olivia Serrano, Luciana Sanz, Claudia Bettini, Clelia Conde, Ada Benedicto, Silvia Pascual y familia, Beatriz Cabado, Javier Diez, Rosa, Cristina y Sara Acebal, Carolina Queipo y familia, Andrés Ruiz, Telón de Azúcar, Tito Martín, Antonio Navarro, Javier Alonso, Raquel Rodríguez, Pilar Rubio, María Jesús Arija, Amelie Terraux, Javier García Rodríguez, Fernando Pacheco, Clara Gutiérrez, Amelia Santa Cruz.

Y, por supuesto, gracias a todos los que están y son ELLA: Cinthia Guerra, Matías Labadens, Julia Montiliengo y Paloma Lipovetzky, Mariana Giménez, Sol Soto, Omar Possemato, Federico Justo, Matías Macri, Dalmiro Zantleifer y Zeke Maciel. Por querer jugar conmigo.


Macarena Trigo.


ELLA TAMBIÉN LA ESTÁ PASANDO MAL

Texto y dirección: Macarena Trigo.
Actúan: Cinthia Guerra, Matias Labadens, Paloma Lipovetzky, Julia Montiliengo, Macarena Trigo.
Vestuario y escenografía: Sol Soto.
Iluminación: Omar Possemato.
Bases musicales: Federico Justo, Matías Macri.
Asistencia de dirección: Mariana Giménez
Gráfica: www.dalmiro.com
Prensa digital: Zeke Maciel.
www.ellatambienlaestapasandomal.blogspot.com

POLONIA TEATRO
Viernes 21hs.
Fitz Roy 1477
Teléfonos: 3965-9549
Reservas: www.alternativateatral.com
www.espaciopolonia.blogspot.com

Un hueco

Todos los que tuvieron la suerte de asistir a alguna de las funciones de esta obra la recordarán como una insólita experiencia de intimidad y empatía. Y también como una logradísima apuesta por la sencillez asentada en una buena dramaturgia y sólidos personajes.  No es casual que los actores colaborasen en la escritura del texto. El público no necesita ese dato, pero después de verla, es inevitable pensar que quizá esa escritura grupal sea una de las claves de su organicidad. Eso y cuatro años de funciones, por supuesto.

Para los despistados: Un hueco es esa obra que se viene realizando desde el 2009 en los vestuarios del Club Estrella de Maldonado y cuya brillantez la instaló pronto en el mejor de los circuitos, el del boca en boca.Tres funciones al día llegaron a sostenener.

Resulta gratificante y esperanzador cuando un trabajo de estas características se convierte en obra de culto. "Che, volvió Un hueco. ¿Cuándo? ¿A qué hora? ¿En el mismo lugar?"  Así arranca cada temporada. Un hueco ha sido ya merecidamente alabada y comentada, viajaron y participaron de festivales. ¿Cómo les fue en esos otros vestuarios? ¿Qué les han comentado en otros lugares sobre ese microuniverso (lo porteño versus la provincia) que abordan? Sabemos que son infinitos los lugares del mundo a los que traducir ese estado vital de frustración que la obra presenta. De ahí la empatía, las ganas de abrazarlos o de emborracharse con ellos. Sería sencillo. Están ahí nomás. Son casi nosotros. Tienen algo de todos nosotros.

El pasado viernes 3 de agosto hicieron dos funciones especiales en el vestuario del Club Ferrocarril Oeste. Éramos más que en Maldonado. Apenas terminaba el aplauso ya estabas pensando, "hay que verla de nuevo. En el otro club. Siendo menos".

Ser público de Un hueco compromete. Hay que reservarse una tarde de domingo con cierta anticipación. Las entradas se agotan. Hay que ir hasta un lugar que no pilla de paso, por fuera del circuito de salas y bares habituales, y compartir con ellos ese espacio minúsculo que nunca se imaginó siendo habitado una y otra vez por semejante historia, para convertirnos en testigos silenciosos de un doloroso reencuentro entre tres amigos que se enfrentan al dolor de una pérdida, sí, pero también al que implica sentirse perdido de antemano. "Los niños acá apenas saben caminar se sientan a la vereda como los viejos", dice uno de ellos. Y todos sabemos a lo que se refiere, sin importar de dónde vengamos.

Un hueco nos obliga a reflexionar sobre las cosas que aparentemente nos definen: el diminutivo de un nombre, el laburo, de qué hablamos, con quién, dónde y cómo gastamos nuestro tiempo, nuestra vida. Qué sucede cuando comenzamos "de cero" en otro lugar. ¿Es posible acaso comenzar "de cero"?

El título de la obra invita a la sugerencia. El vacío interior de los personajes, la ausencia del amigo perdido que los acompañará para siempre, ese pueblo sin nombre que representa a tantos y que es eso, apenas un hueco sobre el mapa, un lugar en el mundo donde parece que nunca sucede nada. Hueco, presumido, vano, se vuelve todo aquel que al alejarse de los suyos olvida su origen. Y sí, qué duda cabe, un hueco, es ese pequeño refugio donde los tres se encuentran para aislarse de lo que sucede afuera y explotar.

Y gracias a que ellos explotan esa noche, nosotros no.

Patricio Aramburu, Nahuel Cano y Alejandro Hener logran unas actuaciones tan rotundas como sutiles y detallistas. Hace unos días cantamos las alabanzas de Viejo, solo y puto, dirigida por Sergio Boris. Nos vemos en la feliz obligación de recordar que Patricio Aramburu trabaja en las dos. Y les recomendamos encarecidamente que se den el lujo de ver ambas porque si el laburo que hace en cada una de ellas es admirable, el placer de disfrutarlas y sorprenderse con la exquisitez de sus elecciones es tan ilimitado como impagable. En contadas ocasiones podemos disfrutar de un actor de teatro con dos obras en cartel que nos permitan aprender tanto sobre este laburo.

Un hueco

Dirección: Juan Pablo Gómez.
Autoría: Patricio Aramburu, Nahuel Cano, Juan Pablo Gómez, Alejandro Hener.
Dramaturgia: Juan Pablo Gómez.
Actúan: Patricio Aramburu, Nahuel Cano, Alejandro Hener.
Diseño de luces: José Pigu Goméz, Carolina Rolandi.
Fotografía: José Pigu Goméz, Hernán Paulos.
Diseño gráfico: Natalia Domato, Alejandro Nul.
Asistencia de dirección: Jaime López De Mesa.
Producción: Florencia De Mugica.
www.unhuecoteatro.blogspot.com

Estrella de Maldonado
Av. Juan B. Justo 1439.
Domingos 18.30 y 20hs.
Reservas: 155 708 5927

Venta: www.alternativateatral.com