Poesía en resistencia

Siempre pasa. Siempre nos llega el texto necesario para acompañar nuestra aventura cotidiana.

Acá toda una inspiración para el próximo evento del que seremos parte:

Y TE QUIERO EN PIJAMA
8 de marzo

Encuentro de escritores, lectores, editoriales independientes, músicos y actores, cálidamente recibidos por Espacio Café Müller. Coordinando el invento: Leticia Martín y Macarena Trigo.

Iremos informando de las novedades.

Hoy queremos compartir algunos fragmentos de este singular manifiesto del colectivo La Palabra itinerante y dedicárselo a todos los escritores y editores que nos hacen ser los lectores que somos. Gracias.




Una manera de mirar pájaros en vuelo: una aproximación a la poesía en resistencia.


Poesía en resistencia es un concepto escurridizo - voluntariamente escurridizo -, borroso, permanentemente en fuga, (pero) que tal vez pueda ser útil para agavillar las prácticas literarias y vitales de algunos autores y sensibilidades: numerosos poetas repartidos por todo el Estado, colectivos sociales y culturales, publicaciones... que parecen tantear similares búsquedas estéticas y sociales e investigaciones en los procesos de creación y difusión de la expresión artística.

Une a estos implicados: una conciencia de la responsabilidad y de la función social de los discursos estéticos y de quienes los fabrican; un compromiso decidido con la hondura, honestidad y alcances comunicativos (conscientes e inconscientes) de las prácticas estéticas, y sus búsquedas; una confianza en la utilidad de las palabras para hacer, para negar los tendenciosos discursos que hace imperar la Dominación, y construir así fisuras, posibilidades, dudas, indefiniciones que permitan la interrogación y la reflexión. (...) Les una asimismo la creación y/o participación en redes de trabajo, apoyo y colaboración para conjugar esfuerzos de pensamiento y acción y hacer más eficaces las propuestas aisladas, procurando la superación con ello de egoístas y estériles lógicas individualistas: huyen pues de la sacralización de la autoría, el solipsismo, la resignación y sus componendas - o las componendas y su resignación - , y otras formas de conservadurismo; les une también, creemos, la pretensión de centrar el protagonismo sobre la creación textual y no sobre su autor, y al mismo tiempo,la búsqueda de prácticas para accionar el texto, para ponerlo en juego y realizarlo socialmente, para conseguir el desarrollo máximo de sus potencialidades de revelación y alumbramiento. Esquivan por tanto los rancios rituales huecos y su cenicienta, aburrida, mortuoria impostura.

No es el objetivo de estos escritores obtener un hueco personal en el Espectáculo, un pequeño lugarcito de gloria en el informativo, en el cambalache del mercado y sus etiquetas. Por el contrario, su condición de personas dedicadas a la escritura les obliga a asumir con rigor ético y compromiso moral el difícil y conflictivo equilibrio entre la supervivencia económica y el rechazo del orden y lógicas institucionales y espectaculares, tratando de manetener en lo posible sin merma ni negociación sus objetivos y prácticas.

¿Cómo desarrollar proyectos de acción, difusión y realización de poesía en resistencia y hacerlas conciliar con unas estructuras sociales y culturales profundamente penetradas, contaminadas, por poderes y discursos desactivadores, paralizantes, pacificadores, vaciadores de sentido? El método más común entre los poetas de resistencia es el de la guerrilla: incursiones rápidas en territorio hostil para cubrir los objetivos, y luego regresar a terreno seguro. Como decía un músico de jazz: Llega, toca, lárgate. Se trata de usar el Espectáculo tratando de inyectar vida y negociaciones en el vaciado discurso que le es propio sin instalarse en su lógica. Se trata asimismo de buscar y encontrar lugares, y ocasiones, propicios para maniobrar. Más allá de la queja contra el mercado, más allá de la resignación, más allá de lamentar que el poder no ceda, no conceda, sus lugares y sus tiempos: multiplicar los frentes y las posibilidades, compartir y/o crear nuevos espacios, distintos espacios y tiempos, ajenos o periféricos a la Dominación, y recuperar aquellos que creemos/creen que nos han arrebatado. Se trata pues de inventar formas y actividades más allá de los rituales heredados (otras maneras de entender la publicación, la recitación, la pedagogía literaria...), y, en la confrontación con lo institucional, rechazar posturas de absoluta deserción - asumir la marginalidad es muchas veces callar - y por supuesto rechazar las de absoluta dependencia - que es casi siempre callar. (...)

Proponen estos autores acudir a la cita cotidiana con el mundo con la voluntad de distinguir, sentir, participar de la verdadera vida, la que emerge bajo simulacros y falsificaciones, y hacerlo colectivamente, compartidamente. Esto es ya una vivencia de la transformación social, un latido de otros mundos posibles. Practican pues un conflictivo y violento diálogo con/contra la capacidad devoradora de sentido y verdad que tienen las ideas y los nombres que sustituyen la experiencia y la materia, enmascarándolas.

El primer y más constante combate (además del ya citado, el que mantiene frente al lenguaje) que emprende el poeta en resistencia es el de sí mismo contra sí mismo, el de su propia transformación. Luego, esta lucha será materia para su expresión. Podrá así contarla, compartirla, tomar nota de las dificultades y dar fe de barreras y posibilidades, y hacerlo, como es su labor y ambición, levantando incendios en los matorrales del lenguaje. (Nietzsche). En poemas que persiguen intensidad emocional y comunicación verdadera. En poemas que combinan el arañazo al pensamiento y al corazón, esa punzada luminosa que tiembla en las entrañas, con el compromiso: el señalamiento y la denuncia de las heridas y opresiones de nuestro tiempo, provocando así, a partir de la palabra, un acto de cuestionamiento de la Realidad.

La poesía en resistencia es una búsqueda de la voz común del poema útil: esas pocas palabras que nos convocan y nos incluyen, y nos ayudan a vivir. Es, siguiendo a Agustín García Calvo, intentar dejar que la voz común hable de veras contra la Realidad, aunque sea a través de mi boca o de mis manos. Es tratar de vivir mereciendo nuestras ansias: vivir poéticamente, dejarse arrastrar por la aventura de lo que no está hecho, de lo que no se sabe. (...)

La poesía en resistencia está en permanente cuestionamiento, su conceptualización no es una etiqueta sino un marco borroso donde indagar, donde seguir buscando líneas de fuga, poentencialidades, nuevas acciones.

Poesía en resistencia no es un concepto que quiera solidificar magmas ni enjaular nombres o voces. Es, por el contrario, una pista donde aterrizar para armarse de combustible. Es una manera de señalar, con un vistazo, ciertos, múltiples vuelos.

Poesía en resistencia es una amalgama de inquietudes diversas que aprenden de sus diferencias, y que saben que lo que realmente importa es lo que los une, si esto es raíz y savia.

Poesía en resitencia es un proceso abierto, en construcción. Usted también puede ser un poeta en resitencia.

Queda mucho por hacer. ¿Quién quiere jugar a desnombrar y a nombrar de nuevo todo, preguntando de todo por qué? (...)

Queda seguir cuestionándonos sobre el lenguaje y el hecho creativo, sobre las violencias constantes y criminales que nos asolan y acechan, sobre el amor y el desamor, sobre el tiempo y su injusticia, sobre la belleza, sobre los frentes de lucha abiertos contra la opresión.

Queda seguir escribiendo por amor. Escribir para entender el mundo. Escribir para cambiarlo.


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La Palabra Itinerante, colectivo de agitación y expresión.   en Once poéticas críticas, ed. Enrique Falcón, Centro de Documentación Crítica, Madrid, 2007. pp. 55-62.