Breve ejercicio para sobrevivir

A veces nuestra vida como público goza de pequeños estados de gracia. Momentos privilegiados que se ven favorecidos por estar en el lugar adecuado. Estos días Madrid viene siendo la ciudad de los (re)encuentros y las sorpresas. Ayer tuvimos la suerte de asistir al reestreno de Breve ejercicio para sobrevivir, de Lautaro Perotti.

Cuando un título acierta a despertar ciertas preguntas clave sobre nosotros mismos, comienza a empatizarse con un sustrato interno de la obra que buscamos en la propuesta dramatúrgica. El título de Perotti nos enfrenta a una posible lista de elecciones donde las prioridades pueden ser tan azarosas como cruciales. ¿Acaso cada día no es un acto de supervivencia? ¿No buscamos constantemente un gesto, una acción que nos redima queriendo distinguir entre el tiempo vivido y el apenas ocupado? Y cuántas veces las insignificancias que nos salvan son inexplicables... Quizá sea una conversación en la barra de un bar con un desconocido lo que logre orientar nuestra semana. Un libro. O la mano de un niño distraído que nos confunde por un segundo con su padre. El azar. Y lo sistemático. El frágil equilibrio que ambas fuerzas ejercen en nuestra existencia.

Los personajes de Breve ejercicio para sobrevivir son un hallazgo poético donde estos ecos se traducen en urgencias vitales: el amor y la vocación. Cuchillos de doble filo que manejan torpemente. Con miedo. Se hieren y contemplan las heridas. Incapaces de casi todo. Salvo de entenderse.

Perotti, gran conocedor como actor y director de la importancia de la escucha en la escena, construye una exquisita pieza de encuentro en la que Bárbara Lennie y Santi Marín se entregan con generosidad y talento. Su aparente distancia, sus torpezas, sus hosquedades, resultan escudos demasiado pesados y poco a poco aparecen las verdades más difíciles de decir. Las que aterran, pero también las que conmueven, unen y los cambian para siempre.

Él y ella se dedican al teatro. El teatro los salvó en algún momento. Quizá consumió lo mejor de cada uno. "Es un juego de niños y lo llamamos trabajo", sentencia irónicamente ella. Ahora el teatro está ahí. Un lugar y una gente a la que volver. Si pudieran. Si tal cosa pudiera elegirse. Si no huyeran de sí mismos.

Breve ejercicio para sobrevivir abre la puerta a una de esas intimidades incómodas (estética, física y emocionalmente) a las que el off porteño está muy acostumbrado y por las que Madrid viene apostando como campo de investigación para la creatividad de un teatro que está reinventándose una vez más. Una excelente oportunidad de comprobar que lo mejor del teatro puede estar en el lugar más inesperado.

Breve ejercicio para sobrevivir
Versión y dirección: Lautaro Perotti. 
Actúan: Bárbara Lennie y Santi Marín. 

La pensión de las pulgas
Domingos y lunes. 20 y 21.30h. 
Reservas: 638 752 812