Psicoanalista. Poeta.
¿Cómo te definís profesionalmente?
Profesionalmente me
defino como psicoanalista porque nunca encaré el oficio de poeta como una
profesión, es algo que nace muy adentro y que no podría sino más que ejercer.
¿Sabés por qué te dedicás a esto?
Me dedico a escribir
porque no concibo la posibilidad de no hacerlo. Cuando leí las cartas que Rilke
le escribe a un joven poeta, noté que le sugería que si él consideraba que
podía vivir sin escribir, entonces que no escribiera. Yo sé que mi vida está
amorosamente encadenada a la poesía.
¿Qué disciplinas resultaron fundamentales en
tu formación?
La asignatura de
Lengua de cuarto grado dictada por una maestra holgazana que no hacía otra cosa
más que ponernos a escribir composiciones (gracias a eso, descubrí el placer
que me proporcionaba), un taller literario que realicé desde los doce a los
diecisiete años, los libros que fui leyendo durante toda mi vida y el
psicoanálisis que cuando habla de amor dice las cosas más hermosas.
¿Qué es lo más útil que te ha enseñado tu
trabajo?
Que si lo que duele se
escribe, duele entonces mucho menos.
¿Y lo más hermoso?
Lo más hermoso para mí
es la escritura misma (también así la lectura).
¿Cuáles considerás que son tus principales
fuentes e influencias creativas?
Las fuentes e
influencias creativas están siempre en lo cotidiano, en lo de todos los días.
Reconozco que me cuesta la creatividad sin una base en los sucesos reales de mi
vida.
¿Qué es lo que más te duele a la hora de
ejercer tu vocación?
Lo que más me duele es
no poder dedicarme enteramente a ella, pero de todos modos, es prioridad aún
sabiendo que no es una fuente de ingresos y con la consecuente culpa que eso me
genera.
¿Crees haber sacrificado algo importante para
dedicarte a esto?
No, todo lo contrario.
Yo soy esto que soy: una mujer que escribe poesía.
¿En cuántos proyectos laburaste el año pasado?
El año pasado laburé
en un proyecto bellísimo que fue montar una lectura performática de una serie
de textos de un colectivo literario al que pertenezco y que se llama “Las
Claudias”. De esos textos nació un montaje dirigido por Macarena Trigo. Luego, los textos
sin intervención se convirtieron en Pelos, un e book publicado por ediciones
Outsider.
El otro proyecto al
que me dediqué fue a darle cuerpo a mi último libro de poemas, Desde las
bisagras que acaba de ser publicado
por Ediciones en Danza.
¿Todos llegaron a mostrarse o estrenarse?
En mi caso, siempre
hay algo que no llega a mostrarse, proyectos que quedan por la mitad o
proyectos que simplemente me piden ser compartidos en un pequeño círculo de
amigos.
¿Cuántos te esperan ahora?
Por ahora me espera
uno solo: estoy incursionando en la narrativa. Son textos en prosa que de todas
maneras mantienen el tono de intimidad que puede leerse en un poema.
¿Cuál es el proyecto al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Sin duda, Desde las bisagras.
¿Cómo lo recordás? ¿Qué hubo de bueno y de
malo?
Lo recuerdo como un
año de bellísimas mañanas en las que sentada en mi pequeño escritorio con vista
al jardín, buscaba afilar el lápiz negro, tener a mano además una caja de
lápices de colores y escribir recién salida del sueño. También
recuerdo tardes escribiendo en la mesa del jardín con el silencio que rodea mi
casa y con la paz que eso significa.
Todo lo anterior
supone lo bueno. Lo malo es cuando la lectura de editoriales no dan valor a lo
escrito y lo desestiman sin siquiera
devolver una respuesta.
¿Vivís de lo que amás o tenés otra actividad
que ayuda a pagar las cuentas?
Vivo de lo que amo
menos porque no puedo decir que no amo al psicoanálisis, pero la escritura es
el pilar de mi vida.
¿Con qué otras artes te relacionas
habitualmente?
Con la música
principalmente. Como oyente, no como intérprete.
¿Qué es lo más absurdo que has hecho por amor
al arte?
Recuerdo haber escrito
un poema en el revés de un documento importante que debía archivar en mi
oficina. Trabajo también en la Administración Pública en Microcentro. Como el
poema me importaba mucho más que cualquier documento, me lo traje a mi casa a
riesgo de que en algún momento ese documento deba presentarse para justificar
alguna cuestión del orden de lo burocrático. El poema permanece pegado en una
libreta.
¿Hay algo que no volverías a hacer?
Muchísimas cosas pero
no con relación al arte.
¿Qué estás leyendo?
Estoy leyendo un libro
de cuentos de Stephen Dixon, un tesoro escondido de la literatura
norteamericana.
¿Qué autores recomendás siempre?
A Diana Bellessi,
Joaquín O. Giannuzzi, Olga Orozco, Tennesse Williams y a todos los rusos: Chéjov,
Dostoievski, Tolstoi...
¿Qué películas volvés a ver una y otra vez?
No me gusta ver
películas que ya vi una vez, pero creo que con Cinema Paradiso podría hacer la
excepción.
¿Qué artistas – de cualquier ámbito - te
resultan imprescindibles?
Mis amigos artistas.
¿Qué buscás en la gente con la que elegís laburar?
Que quiera laburar de
verdad, que sea honesta con lo que hace y pueda compartir lo que sabe.
¿A qué profesionales de tu ámbito seguís de
cerca?
A todos los jóvenes
nuevos que pueda.
¿Con quién hablás sobre tu trabajo? ¿Pedís
consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Hablo de mi trabajo
con las personas que más quiero. Algunas son familiares, otras son
amigos. Siempre valoro la devolución de su lectura atenta.
¿Pedís subsidios para tus proyectos? ¿A qué
instituciones?
Nunca pedí un
subsidio.
¿Por qué?
Creo que simplemente
es porque detesto hacer trámites de cualquier índole.
¿Por qué vivís en Buenos Aires?
Nací acá y
Buenos Aires me parece preciosa.
¿Hay algún viaje que marcara un antes y un
después en tu trabajo?
No tanto, pero sí hubo
viajes que me inspiraron profundamente. El que más me marcó fue un viaje que
hice hace muchos años a la Bahía de Acapulco.
¿Cuándo te das cuenta de que tenés un nuevo
proyecto entre manos?
Nunca me doy cuenta
antes de empezar, raras veces mientras estoy en proceso de escritura. En
general sucede que cuando consigo una serie de un buen manojo de papeles, si
releyéndolos puedo encontrarles un hilo, entonces tengo un libro.
¿Sentís que tenés un sistema personal de trabajo?
Pienso que sí, creo que todos tenemos un sistema personal de trabajo cuando de
arte se trata.
¿Qué hay en tu lista de cosas pendientes?
Publicar narrativa.
¿Tenés un panorama claro de lo que vendría
siendo tu trayectoria?
No tanto, pero sí
pienso que crecí y que cada libro que saco es mejor que el anterior.
¿Qué es lo que más te preocupa en tu futuro?
Mantener la salud
necesaria para hacer todo lo que se me ocurra.
¿Qué hacés cuando no estás trabajando?
Leo, duermo, mantengo
conversaciones profundas o bizarras con amigos, cuido a mi sobrino, almuerzo
una vez por semana con mi papá. Algunas veces miro programas de cocina o de
vida salvaje por televisión.
¿Si no te dedicaras a esto qué estarías
haciendo?
No lo sé, peros sería
mucho menos feliz.