FRIDA




Entre los actuales proyectos del incansable Patricio Abadi se encuentra el de abordar teatralmente una serie de biografías de mujeres-personaje. Mujeres-símbolo a las que el tiempo ha convertido en referentes culturales y sobre las que, aunque se haya escrito, dicho y hecho mucho, quizá nunca sea suficiente. La primera figura elegida para su teatralización es nada menos  que Frida Kahlo, la indómita y rebelde poeta del lienzo. La revolucionaria del amor y sus endebles estructuras. Frida. Un nombre que no precisa apellido y una historia vital asociada a infinitos contextos. Una mujer caleidoscopio cuya existencia resulta casi inverosímil. Un cuerpo hecho memoria. Un cuerpo dinamitado y expuesto al servicio de este mundo infame. Cualquiera que haya visitado la Casa Azul en México D.F. y contemplado de cerca aquellos corsés ortopédicos, tortuosos y torturantes, no puede evitar el pasmo ante la capacidad de persistencia y el coraje que palpita en ellos. En esos corsés férreos que Frida decoraba convirtiéndolos en una extensión de su intimidad y su esencia, se encuentra uno de los testimonios más aleccionadores sobre cómo la fragilidad puede convertirse en fortaleza. 

Abadi se adueña de esa certeza. La obra recorre la vida de Frida desde su cuerpo, traza una cronología de su existencia deteniéndose en cada herida determinante. Incluidas, por supuesto, las vergonzosas y lacerantes llagas del amor. Abadi crea una mujer que viaja, inmóvil, con las pocas fuerzas que le quedan, a sus recuerdos. Jimena Anganuzzi compone una Frida exhausta que, en la antesala de una muerte que no teme, recrea sus mejores y peores momentos buscando quién sabe qué sentido a la suma de los acontecimientos. 

La dirección desarrolla una puesta expresionista donde la actriz termina por ser una con su espacio: una cama donde el tiempo se detiene y rebobina. Ese espacio mínimo se convierte, a medida que el relato avanza, en la cartografía de su vida. Espacio, objetos y gestos son tan eficaces como contundentes. La poética de la muerte y el recuerdo se desarrolla con acierto en la suma de esos elementos, a los que hay que integrar el diseño sonoro de Malena Graciosi y la iluminación de Ricardo Sica que redondean la puesta. 

Resulta interesante la idea de abordar teatralmente las vidas de mujeres a las que el paso del tiempo no ha borrado de la historia. Quienes conozcan de antemano la vida y obra del personaje, encontrarán un nuevo orden expresivo de esa trayectoria y, sin duda, quienes menos sepan saldrán de la función con ganas de aproximarse más a ese ser insólito. Enormes objetivos para una pieza teatral. 



Frida Kahlo

Dramaturgia: Patricio Abadi.
Actúa: Jimena Anganuzzi.
Vestuario y escenografía: Paola Delgado.
Iluminación: Ricardo Sica.
Maquillaje: Merlina Molina Castaño.
Diseño sonoro: Malena Graciosi.
Fotografía: Nora Lezano.
Asistencia de dirección: Paula Marrón.
Dirección: Patricio Abadi.

Centro Cultural de la Cooperación
Sábados 20h.