Ahora que el año es daño caducado

y que ya nada duele ni maltrata,
porque a nadie le importa
y el tiempo en los relojes acentúa
las ganas de seguir pese al tictac,
es el mejor momento para enfrentar
el reto del espejo
y saltar como Alicia al otro lado,
para entender que el mundo no funciona
tan bien como en los cuentos pero qué,
igual sigue en sus trece y en su juego
y nos asume el riesgo y la costumbre
y nos deja apostar por lo que venga
con la verde esperanza
que cualquiera alimenta
a base de recuerdos, estrategias
y horizontes lejanos mentirosos
que no renuevan nunca su postura
de intactos mensajeros del ocaso.

Quién sabe qué será tanta mañana.

(feliz nueva mentira. o lo que toque).

m.trigo