Actor, director, dramaturgo y docente.
¿Cómo te definís
profesionalmente?
Como un poeta
orientado al escenario.
¿Sabés por qué te
dedicás a esto?
Es la primera vez que
voy a responder la verdad: No.
¿Qué disciplinas
resultaron fundamentales en tu formación?
Ser bueno para nada es
algo que me acercó al teatro.
¿Qué es lo más útil
que te ha enseñado tu trabajo?
Que nadie tiene la
verdad sobre lo que vos podés o no podés. Ni vos lo sabés. Menos lo va a saber otro.
Nadie te sube a baja el pulgar. Ni un profesor, ni un pariente ni un director.
Nadie. Se vos, sigue andando como un buey, frase fusión de Iorio con el Bocha Sokol aplicable a esto.
¿Y lo más hermoso?
Tres cosas: 1) Entrar
en algunos trances que sin la actuación no hubiera experimentado. 2) Escribir:
La libertad para volcar melódicamente todas las locuras 3) La gente que fui
conociendo. El teatro es mi lugar en el mundo. No para de darme amigos, maestros,
risas, dificultades, nuevas familias. Fue mi reformatorio, es mi campo de
desarrollo y posiblemente sea mi tumba.
¿Cuáles considerás que
son tus principales fuentes e influencias creativas?
La realidad. Si afino
la lupa todo lo que imagino lo encuentro allá. No hay cosa más desopilante que
los mecanismos de la realidad.
¿Qué es lo que más te
duele a la hora de ejercer tu vocación?
La ansiedad.
¿Crees haber
sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
Algunos casamientos.
Ah ¿Importante? No.
¿En cuántos proyectos
laburaste el año pasado?
Doce. Antihéroe off,
Frida Kahlo, Isla Flotante, Montajes Oníricos, Ya no pienso en matambre ni le
temo al vacío, Teatro por la Identidad, el libro Teatro Reunido, Variettucci, los ciclos Superclásicos y Pecados Capitales y dando clases. Doce proyectos, si
es que no me estoy olvidando de alguno.
¿Todos llegaron a
mostrarse o estrenarse?
Afortunadamente, sí.
¿Cuántos te esperan
ahora?
La presentación de mi
libro Teatro Reunido en el Festival de Novísima Dramaturgia, El festival Grecia
Colmenares I que creamos con mis compañeros de Onírico, Frida Kahlo con la
bestia de Jimena Anganuzzi, Antihéroe
otra vez y la reposición de una obra que
narra el amor entre dos artistas, actuada brillantemente por Umbra Colombo y
Laura Lopez Moyano. Me refiero a La poeta y su novia actriz. Solo se harán 4
funciones en El Extranjero. Esa obra es una de mis debilidades. Además vuelve
Onírico Varieté y un estreno en el C.C.C. en septiembre. Actuaré un nuevo texto que estoy terminando bajo dirección de
Paula Marrón.
¿Cuál es el proyecto
al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Ya no pienso en
matambre ni le temo al vacío. El año que viene cumple diez años. Es como un
tatuaje en nuestras vida. Y lo celebraremos como tal.
¿Cómo lo recordás?
¿Qué hubo de bueno y de malo?
Como mi bautismo. De
malo, la inexperiencia y de bueno, la frescura de esa inexperiencia.
¿Vivís de lo que amás
o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Hago de todo. Ahora me
dieron una cátedra de actuación 3 en la U.P. Es una linda oportunidad para
seguir generando recursos en lo que a uno le gusta y también para dejar el
celular por un rato para transmitir algo de lo que uno va sintetizando.
Enseñar, enseña.
¿Con qué otras artes
te relacionas habitualmente?
Soy fanático de la
música aunque pésimo bailando y negado para el canto o los instrumentos. La
única música que más o menos me abrió la puerta es la de la escritura.
¿Qué es lo más absurdo
que has hecho por amor al arte?
Dedicarme a él.
¿Hay algo que no
volverías a hacer?
No.
¿Qué estás leyendo?
Sobre el Rock Nacional,
de Martín Zarriello que me pasó mi hermano, Las puertas del viento, que me
regaló mi amigo Carlos Belloso del maestro Alberto Laiseca y algunas cosas que
le leo a mi hijo antes de dormir.
¿Qué autores
recomendás siempre?
Borges, Arlt,
Fontanarrosa, Laiseca, Sam Shepard, Fabián Casas, Osvaldo Soriano y los poetas
del Rock Nacional que no son menos de veinte.
¿Qué películas volvés
a ver una y otra vez?
Héroes, Rocky, Blow,
Carne Trémula.
¿Qué artistas – de
cualquier ámbito - te resultan imprescindibles?
El Indio, Charly,
Sokol y Kartun.
¿Qué buscás en la
gente con la que elegís laburar?
Que tengan ganas,
disciplina y se relacionan de manera cordial.
¿A qué profesionales
de tu ámbito seguís de cerca?
A Belloso, Caro Babich
y a Laura López Moyano.
¿Con quién hablás
sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Tengo sociedades
creativas por proyecto. Últimamente trabajo mucho con Paula Marrón, una
directora notable. Me divierto creando cosas con Caro Babich, Ariel Gigena,
Hector Gilligan. Con Debora Sashita Torre, Maurito Gianera, Juan Codazzi
hicimos emerger Onírico. Con Sasha hicimos bocha de obras, actuando, generando,
todo terreno . Y en Matambre tocamos de primera con Umbra Colombo. Hace tiempo
mantengo una dialéctica muy querida con Antonella Sturla, una dinamita perfecta
entre intelectual de Puan y teatrista de cepa. Mariano Mizrahi, Nati Farano, Junior Lareo,
Sofi Vilaro, Ceci Layus, Luli Buchi, Alfre Stuart, Pablo Scavino, Ananieves
Ventura, Ricardo Dubbatti, Ana Clara Schauffele, Sergio Barattucci, Guillermina
Porthé, Marigela Ginard, Ricardo Sica, Mucio Manchini, Rominga Juejati, Julio
Molina, Marcelo Frasca, Laura Mourenza, Roberto Abadi, La Loba Lorena. Más otros que no nombre, más
otros que injustamente estaré omitiendo. Ellos fueron centrales por algo, por
MATAMBRE, por ONÍRICO, o por diversos proyectos en diferentes momentos. Todos
ellos más muchos otros, son gente que admiro y además quiero y sospecho que ellos me
quieren también, o al menos también les gusta jugar conmigo como a mí con
ellos. Y eso es más concreto, es una forma dinámica del afecto.
¿Pedís subsidios para
tus proyectos? ¿A qué instituciones?
Sí, a Proteatro INT y
FNA. Son fundamentales esos apoyos porque te permiten fortalecer la
estética. No por volver ostentoso el
teatro sino como medio para materializar imágenes poéticas. Contratar un buen
iluminador, una escenógrafa, etc. Hoy en día, es algo que sin apoyo es
inaccesible. Y la ausencia de expertos en cada área de la obra, va en
detrimento del espectáculo.
¿Por qué vivís en
Buenos Aires?
No sé. Pero me gusta.
Mucho.
¿Hay algún viaje que
marcara un antes y un después en tu trabajo?
Brasil.
¿Cuándo te das cuenta
de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando el zumbido de
la mosca no para.
¿Sentís que tenés un
sistema personal de trabajo?
No. Va variando.
¿Qué hay en tu lista
de cosas pendientes?
Me gustaría cuando sea
grande poder actuar alguna vez con mi hijo. O jugar picado. Compartir con él
algunos de mis dos juegos favoritos. El teatro y el fútbol. Pero si no se da me
acoplaré a otros juegos. Jugar con él.
¿Tenés un panorama
claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
Sí. Sería mentira si
dijera que no pienso " mi obra" aunque suene pomposo, como un
rompecabezas donde me gusta ser diverso, huidizo y no atrapable en una estética
capturada.
¿Qué es lo que más te
preocupa en tu futuro?
Nada. Es decir, todo.
¿Qué hacés cuando no
estás trabajando?
Imagino. Paseo con mi
novia. Disfruto de mirar a través de sus ojos. Descansar de los míos y reírme
con ella. Bebo con amigos. Paso tiempo con mi hijo, comparto momentos con él y
con su madre. Juego al fútbol, hago cuentas, terapia y me vuelvo loco más de
quince veces por día.
¿Si no te dedicaras a esto
qué estarías haciendo?
No lo sé. Imagino que psicológicamente hubiera estado mucho peor si no se me hubiera cruzado el
teatro. El teatro amortiguó la caída.