“Quiero que la gente pueda pagar por mi
trabajo y yo creer que lo merezco.”
Hijas
El desempeño de un oficio artístico devora
la vida, la invade, la convierte en una suma de tareas imprescindibles. Somos
eso que hacemos para que la obra sea. El arte transforma nuestra vida, decimos.
Sin embargo, “nunca nada te vuelve con la misma cantidad con la que das y esta
es tu traición,” afirma esta obra. Resulta más que adecuado que la vocación
artística se descubra a menudo en la juventud. Es necesario creer en la
enormidad del sueño, idealizar de forma desmedida, mentirnos con entusiasmo
sobre nuestras capacidades y deseos. Confiar, depositar una fe insólita en el
lejano horizonte de expectativas que atisbamos lejísimos. Sin embargo, los años
se precipitan y un día, parpadeo mediante, nos descubrimos
adultos con responsabilidades hacia terceros y somos dueños de un cuerpo que
limita al norte con dolores nuevos y al sur con los números rojos de esa cuenta
famélica donde nadie depositó subsidios ni premios. Dejamos de ser la joven
promesa y.
La historia en ese punto siempre es un
misterio. Hijas, estrenada estos días en la Bienal de Arte Joven, se presenta como un
relato posible sobre esa instancia y funciona como un tratado práctico y demoledor
sobre el arte de la actuación. Lejos de idealizar el desempeño del oficio, pone
en juego los demonios que muchos intérpretes enfrentan. Los verbaliza con ironía y arranca carcajadas que terminan cerrando la garganta al mezclarse con
emociones menos digeribles. El humor ilumina los rincones más oscuros de la
pieza donde aparecen el ego, la vergüenza, la envidia o el odio. Junto a ese
catálogo de heridas abiertas sobre las que bailan, Leticia Coronel y
Federico Pereyra despliegan su virtuosismo al servicio de una puesta exigida. La dirección los
mantiene en la cuerda floja de la energía performática desarrollando
intensidades expresivas donde el texto es una excusa para habitar rotundas composiciones de criaturas que responden a un repertorio
escénico desafiante. Coronel y Pereyra mantienen un duelo interpretativo
que invita a exorcizar los propios temores sobre la vida misma, ese otro arte
efímero donde también competimos.
Hijas no es solo una obra sobre la vocación
creadora, también es un llamado de atención sobre el abandono en el que los
artistas malviven y sobre el ninguneo al que se somete su trabajo toda vez que
el discurso político convierte la cultura en un lujo al alcance de pocos. La
violencia integral de la puesta, su desborde, remite una y otra vez a la coyuntura
socioeconómica donde la obra fue gestada. “Actuar o morir, como si la actuación
pudiera con todo” leemos en el programa. Ese todo es clave. Ahí es donde la
obra deja que sean los cuerpos los que testimonien cuanto no puede decirse. El
título de la obra no solo es un guiño a las escuelas o métodos actorales, sus
personajes son hijas de este tiempo atravesado por constantes ejercicios de
lucha, resignificación y conquista del capital simbólico. No en vano son fuerzas femeninas que eligen ser una madre soltera y un
varón capaz de transcender el género para, más allá de la forma, habitar cualquier
naturaleza del deseo.
La creación corre a cargo de Hugo Martínez,
Carla Di Grazia, Mantrixa y los propios intérpretes. En esa
reunión de intereses y trayectorias tan diversas como complementarias descansa la
convivencia de los elementos explorados en la puesta: la iluminación de
Lucía Feijoó, el maquillaje de Joseph Elias Attieh Bello, la composición sonora
de Mantrixa y la coreografía de Carla Di Gracia. Mención aparte y destacada merecen el diseño y
realización de vestuario a cargo de Uriel Cistaro y Adriana Baldani y los
tocados de Luisa Vega. Su aporte no solo sobredimensiona la corporalidad de los
personajes sino que otorga un valor añadido de obra plástica donde se
metaforizan el delirio del éxito, la belleza y la eterna
juventud que constituyen la pirámide alimenticia de todo ego creador.
Hijas
Intérpretes: Leticia Coronel y Federico
Pereyra
Dirección de arte y diseño de vestuario:
Uriel Cistaro
Realización de vestuario: Uriel Cistaro y
Adriana Baldani
Realización de tocados: Luisa Vega
Asistencia de arte y vestuario: Luisa Vega
Diseño y realización de Maquillaje: Joseph
Elias Attieh Bello
Fotos: Meninas Colectivo, Alfonso Bató y
Federico Lehman
Registro audiovisual: Federico Lehman
Diseño gráfico: Damian Ancherama
Redes: Federico Pereyra y Mantrixa
Diseño, composición y realización sonora en
vivo: Mantrixa
Entrenamiento vocal: Romina Trigo
Asistencia musical: Romina Trigo
Diseño de iluminación: Lucia Feijoó
Co-autoría obra originaria (versión 2018):
Leticia Coronel y Lourdes Hijano Sol
Textos: Leticia Coronel y Federico Pereyra
Dramaturgia: Sofía Badia
Producción: Leticia Coronel
Asistencia de producción: Uriel Cistaro
Asesoramiento artístico: Juan Coulasso
Asistencia de dirección: Yamila Seco
Creación escénica: Leticia Coronel,
Federico Pereyra, Hugo Martínez, Carla Di Grazia y Mantrixa
Dirección coreográfica: Carla Di Grazia
Dirección escénica: Leticia Coronel,
Federico Pereyra y Hugo Martínez
Próximas funciones: viernes de octubre y
noviembre en Abasto Social Club. Yatay 666