María Ibarra





Escritora
Autora de Vos no sos el mejor amigo de tu perra. Ed. Outsider. 



¿Cómo te definís profesionalmente?
No podría definirme porque no tengo una profesión. No hice carrera, tampoco sé un oficio. Escribo y dibujo regularmente, pero lo hago de manera autodidacta. En breve voy a hacer un taller de encuadernación, para poder autoeditarme, con mi capacidad y mis recursos como único límite.
¿Sabés por qué te dedicás a esto?
Pienso que porque me gusta escuchar historias y contarlas. Por el gusto de lo que se dice y de lo que nos sucede. De lo que se entiende de lo que nos sucede, de cómo se dice, de cuando, de hasta dónde.
¿Qué disciplinas resultaron fundamentales en tu formación?
Todas las que conocí: cine, música, literatura, historieta, dibujos animados, teatro.
¿Qué es lo más útil que te ha enseñado tu trabajo?
Que todo tiene un tiempo, que no me precipite, que me olvide de la ansiedad.
¿Y lo más hermoso?
Sin importar que no sea tan bueno lo que hago, merece el esfuerzo de hacerse, si así lo deseo.
¿Cuáles considerás que son tus principales fuentes e influencias creativas?
El punk, el post punk y Tex Avery.
¿Qué es lo que más te duele a la hora de ejercer tu vocación?
No poder concretar la idea tal y como la sueño.
¿Crees haber sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
No.
¿En cuántos proyectos laburaste el año pasado?
En dos, en los que aún trabajo.
¿Todos llegaron a mostrarse o estrenarse?
No, siguen en proceso.
¿Cuántos te esperan ahora?
Esos dos, más los diez que quiero hacer y ojalá sucedan.
¿Cuál es el proyecto al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Mi libro de cuentos, que me llevó varios años y que escribí un poco sin saber que sería un libro.
¿Cómo lo recordás? ¿Qué hubo de bueno y de malo?
Fue un trabajo accidentado y a ciegas. Hasta que un editor le puso un poco de orden. Lo mejor que tuve fue la devolución del editor, sin la cual los textos no hubiesen podido nunca tomar la forma de un libro.
¿Vivís de lo que amás o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Soy ama de casa.
¿Con qué otras artes te relacionas habitualmente?
Con todas las que puedo.
¿Qué es lo más absurdo que has hecho por amor al arte?
Desde mi punto de vista, no hay absurdo posible en lo que uno hace por amor al arte. Pero podría ser la vez que participé en una película gore de bajo presupuesto. Hago de la novia de un pitufo y soy desmembrada con una motosierra. Entiendo que esto puede ser absurdo para mucha gente. Para mí es algo más que quise hacer y me saqué las ganas, ad honorem.
¿Hay algo que no volverías a hacer?
Sí. Editar o mostrar un trabajo sin estar plenamente satisfecha con el resultado.
¿Qué estás leyendo?
Battle Royale, de Koushun Takami.
¿Qué autores recomendás siempre?
Antonio Di Benedetto. Haroldo Conti. Phillip Dick. Selva Almada. Irvine Welsh. Kazuo Ishiguro. Mario Levrero. Tao Lin. Adolfo Jasca. Akira Yoshimura. Kenzaburo Oe. Lovecraft. Clive Barker. Martín Rejtman. Facundo Soto. Fernando Callero. Daiana Henderson. Ariel Farace. Nacho Bartolone. Y desde hace muy poco, a Laura Ponce y a Yamila Begne.
¿Qué películas volvés a ver una y otra vez?
Akira. Repo Man (la de Alex Cox). No country for old men. The Devil and Daniel Johnston. Ichi The Killer. Pulp Ficton. Castigo al traidor. Nightmare on Elm Street. Torist Trap. Soñar, soñar.
¿Qué artistas – de cualquier ámbito - te resultan imprescindibles?
Todos los artistas que hacen fanzines de historieta, los conozca o no, me gusten o no. Por la capacidad y las ganas de expresarse, sin vergüenza y sin mediadores. Y todos los músicos de la escena post punk de todo el mundo.
¿Qué buscás en la gente con la que elegís laburar?
Versatilidad, paciencia, buena onda, que tomen mate, ganas de hacer por hacer.
¿Con quién hablás sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
No me gusta hablar de lo que hago, pero sí pedir consejos cuando siento que tengo una primera versión de algún trabajo. Necesito recibir devoluciones, de todo tipo, no solo profesionales.
¿Pedís subsidios para tus proyectos? 
Nunca pensé que nadie pudiese dármelos.
¿Por qué?
Nunca pienso que lo que hago pueda interesar comercialmente a ninguna institución ni particular.
¿Por qué vivís en Buenos Aires?
Porque no tengo dinero ni para viajar ni para mudarme, de lo contrario me mudaría cada mes a una ciudad diferente.
¿Hay algún viaje que marcara un antes y un después en tu trabajo?
Una vez, de madrugada, me quedé dormida en el colectivo y llegué hasta cerca de Escobar. No tenía plata para tomar otro colectivo que me dejase en mi casa y volví caminando varios kilómetros. Mientras amanecía y caminaba al borde de la autopista tuve miedo de sufrir un accidente o de que alguien fuese a atacarme o me parase la policía. Escribí muchos cuentos con esa sensación de no saber qué va a pasar, de desamparo pero también de libertad, de estar sola, por mi cuenta. No es tan ambicioso como un viaje al desierto mongol, pero es para lo que me alcanzó.
¿Cuándo te das cuenta de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando avancé lo suficiente como para no abandonarlo.
¿Sentís que tenés un sistema personal de trabajo?
No.
¿Qué hay en tu lista de cosas pendientes?
Aprender coreano. Leer más poesía. Ir más seguido al teatro. Conocer otros planetas u otras dimensiones. Conocer a mi doble.
¿Tenés un panorama claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
No. Tampoco pienso que tenga una trayectoria.
¿Qué es lo que más te preocupa en tu futuro?
Trato de no pensar nunca más allá de esta semana.
¿Qué hacés cuando no estás trabajando?  
Charlo o chateo con mis amigas.
¿Si no te dedicaras a esto qué estarías haciendo?
Andaría por ahí, cartoneando.