¿Qué es una niña asomada a una ventana?
¿Qué es un niño sentado en la fachada de su departamento salvándose del interior de su casa mientras contempla el viaducto inaugurado el día de su nacimiento?
Para empezar, son las imágenes elegidas por el brasilero Leo Mendonca para presentarnos al entrañable personaje de su obra Perro que fuma. Pero podemos añadir que nos parecen metáforas perfectas de la infancia. La infancia como una instancia de agudeza privilegiada, de soledad, de extraña lucidez sobre un mundo perverso del que poco se entiende pero al que se juzga con acierto, contundencia y sin temor.
Perro que fuma es, sin duda, uno de los mejores unipersonales estrenados en el off en los últimos años. Mendonca, autor y director de la obra, apuesta por la rotunda construcción de un personaje sin fisuras que nos permite identificarnos con sus palabras arrastrándonos a un universo donde una y otra vez un humor inteligente y agudo nos roba la carcajada en medio de un relato desolador y apabullante.
Son muchos los elementos destacables de esta obra: un texto que se aleja de los argumentos habituales del teatro independiente, una visión crítica sobre una realidad social tan conocida como ignorada, el ya mencionado humor que potencia un texto vital con un impecable sentido del ritmo, un excelente uso del lenguaje poético, un universo de acciones peculiares que se resignifican constantemente y la exploración de un espacio escénico insólito: esa cornisa donde la paradoja de la salvación interior contrasta con la certeza de la muerte inevitable.
Manuela Fernández Vivian, la actriz responsable de dar vida a esta inolvidable criatura, sostiene una continuidad expresiva y formal que ilumina su complejo hilo de pensamiento. Su precisión, frescura y proyección logran que incluso en las transiciones técnicas sus breves comentarios entre dientes provoquen carcajadas en platea. Su trabajo está lleno de esa entrega generosa imprescindible en los unipersonales.
Intuimos que la dupla Mendonca - Fernández Vivian podría ser el comienzo de una más que larga y fructífera amistad de la que todos nos beneficiemos.
Podemos ir deseando su próxima obra.
Perro que fuma
Con: Manuela Fernández Vivian.
Vestuario y escenografía: Debbie Mc Donald.
Diseño de luces: Román Tanoni.
Diseño visual: Maniobra.
Música original: Alejandro Deluca.
Fotografía: NACHY
Ilustrador: Georgina Nuñez.
Asesoramiento dramatúrgico: Alejandro Tantanian
Prensa: Simkin&Franco.
Producción gráfica: Urban Print.
Pre-producción: Catalina Villegas.
Producción general: Francisco Vásquez.
Texto y dirección: Leo Mendonca.
¿Qué es un niño sentado en la fachada de su departamento salvándose del interior de su casa mientras contempla el viaducto inaugurado el día de su nacimiento?
Para empezar, son las imágenes elegidas por el brasilero Leo Mendonca para presentarnos al entrañable personaje de su obra Perro que fuma. Pero podemos añadir que nos parecen metáforas perfectas de la infancia. La infancia como una instancia de agudeza privilegiada, de soledad, de extraña lucidez sobre un mundo perverso del que poco se entiende pero al que se juzga con acierto, contundencia y sin temor.
Perro que fuma es, sin duda, uno de los mejores unipersonales estrenados en el off en los últimos años. Mendonca, autor y director de la obra, apuesta por la rotunda construcción de un personaje sin fisuras que nos permite identificarnos con sus palabras arrastrándonos a un universo donde una y otra vez un humor inteligente y agudo nos roba la carcajada en medio de un relato desolador y apabullante.
Son muchos los elementos destacables de esta obra: un texto que se aleja de los argumentos habituales del teatro independiente, una visión crítica sobre una realidad social tan conocida como ignorada, el ya mencionado humor que potencia un texto vital con un impecable sentido del ritmo, un excelente uso del lenguaje poético, un universo de acciones peculiares que se resignifican constantemente y la exploración de un espacio escénico insólito: esa cornisa donde la paradoja de la salvación interior contrasta con la certeza de la muerte inevitable.
Manuela Fernández Vivian, la actriz responsable de dar vida a esta inolvidable criatura, sostiene una continuidad expresiva y formal que ilumina su complejo hilo de pensamiento. Su precisión, frescura y proyección logran que incluso en las transiciones técnicas sus breves comentarios entre dientes provoquen carcajadas en platea. Su trabajo está lleno de esa entrega generosa imprescindible en los unipersonales.
Intuimos que la dupla Mendonca - Fernández Vivian podría ser el comienzo de una más que larga y fructífera amistad de la que todos nos beneficiemos.
Podemos ir deseando su próxima obra.
Perro que fuma
Con: Manuela Fernández Vivian.
Vestuario y escenografía: Debbie Mc Donald.
Diseño de luces: Román Tanoni.
Diseño visual: Maniobra.
Música original: Alejandro Deluca.
Fotografía: NACHY
Ilustrador: Georgina Nuñez.
Asesoramiento dramatúrgico: Alejandro Tantanian
Prensa: Simkin&Franco.
Producción gráfica: Urban Print.
Pre-producción: Catalina Villegas.
Producción general: Francisco Vásquez.
Texto y dirección: Leo Mendonca.
Domingos 20h.
Polonia Teatro
Fitz Roy 1477.