Unipersonal de clown con doce años de recorrido, una obra
medular y esencialmente viajera, atemporal, íntima y festiva, una celebración
de la vida y sus paradojas, todo eso y mucho más resulta Parece
ser que me fui, creación de Marina Barbera y Raquel
Sokolowicz, que en estos días volvió a la cartelera con funciones a la gorra
agotando reservas, convirtiéndose en cita obligada para quienes no la
vieron y en hermoso reencuentro con Marta, el personaje que muchos conocían y,
sin duda, extrañaban.
La profundidad del clown descansa en la generosidad
de sus intérpretes para abrir una ventanita desde la que asomarse a ciertas
oscuridades con las que identificarnos. Esa búsqueda de lo
universal que sólo se integra cuando parte de las inquietudes más personales,
suele ser fundamental al darle forma a una obra de clown para
todos los públicos que aspire tanto a la necesaria carcajada como a la
reflexión. Barbera mantiene desde hace décadas un compromiso rotundo con el universo payaso y su unipersonal es una muestra impecable de la calidez y el coraje que habitan en el corazón de todo
personaje que trasciende forma y técnica.
Parece ser que me fui goza de muchas virtudes: excelente buen uso de los recursos de la puesta - donde destacan
la música original de Agustín Flores Muñoz y la iluminación de Ricardo Sica - ,
síntesis, ritmo, un texto exquisito y un personaje entrañable que se presenta como toda una provocación al (re)encuentro con nosotros mismos, ese viajecito infernal.
Destacamos la enorme importancia dada al subtexto, es
ahí, en todo lo que Marta no logra verbalizar, donde descansa gran parte de la
intensidad de su trabajo. Barbera explora su expresividad con la conciencia de quien, no en vano, convive hace más de una década con su
personaje y desarrolla todo un abanico de gestualidades, movimientos y sonidos
que ofrecen una gran libertad de traducción.
Acompañamos a Marta en su toma de decisiones y, a través de los recuerdos o
desde la inmediatez de un instante confuso, avanzamos de su mano en ese arduo
periplo que implica un cambio en nuestras vidas.
Marta se fue alguna vez y vuelve a irse en cada función
donde nos comparte el aprendizaje de su viaje. Un viaje donde no se precisan
mapas y donde salvar distancias no es el principal objetivo. El texto explora
la construcción de una lógica asociativa donde la realidad menos poética cortocircuita
toda idealización recordándonos que el mundo de Marta también es el nuestro.
Sus constantes interpelaciones son una invitación a enfrentarnos a cuanto nos atemoriza para abrirnos a la posibilidad, tan
temida como deseada, de que haya algo más. En algún lugar. Quizá ahí mismo.
Marta se pregunta dónde estarán Los Demás y qué pasaría si
los (re)encontrara. Ese pensar y concebir al resto como un Los Demás y no como
un “los otros” es sólo una muestra de su lucidez. Frente a la consabida certeza de que el infierno son los otros, ese nombrar
distinto, ese Los Demás, proporciona una clave esperanzadora que nos recuerda
la necesidad de no ceder nunca en el empeño de renovar nuestro punto de
vista. Barbera y Sokolowicz conquistaron una sólida dramaturgia asentada tanto
en lo dicho y hecho como en lo impronunciable. Toda una lección sobre cómo
hacer cómplice y partícipe al público al ofrecer un relato abierto donde sus
experiencias resultan tan parecidas a las nuestras que fácilmente concebimos la idea de que todos tenemos una Marta dando vueltas por ahí.
Parece ser que me fui
Actúan: Marina Barbera
Diseño de luces: Ricardo Sica
Música original: Agustín Flores Muñoz
Operación de luces: Francisco Varela
Fotografía: Jorge Crowe
Diseño gráfico: Andrés Kyle
Asistencia de dirección / Producción: Mariano Mandetta
Dirección: Raquel Sokolowicz
No Avestruz
Humboldt 1857
Sábado 21h.