A veces el teatro es tantas otras cosas que resulta imposible enumerarlas. Algunas obras ayudan a que lo recordemos. Lana Hilada es una de ellas. Tuve la rara suerte de conocer el embrión textual de lo que hoy es su puesta. Hablé con María Tibi de estructura y ritmo, de su ojo de poeta iluminada y de la lengua aparte que una y otra vez aparecía, descosida y remendada, para hacer hablar a sus personajes. Por allí paseaban ya una araña y una mosca que disparaban muchas verdades por segundo, dos metralletas poéticas y críticas que en el papel, ciertamente, daban miedo. ¿En qué se convertirían esos seres? Su autora los conocía bien y supo darles cuerda, hilo de pensamiento, humor y encontrar a los actores que les prestaran cuerpo y voz. Sergio Fernández y Matías Scavone explotan el rol lúdico que se les adjudica como narradores de la existencia humana. Son testigos, en su insignificancia, del descalabro en el que la humanidad malvive. La araña, inspirada, conspira para atraparnos en un sistema donde, desgraciadamente, estamos tan inmersos que a duras penas reaccionamos.
¿Puede una obra hablar del capitalismo, la esclavitud, el abandono, la terquedad y la estupidez a estas alturas y hacernos sonreír a contramano? Parece ser que sí. Del mismo modo en el que una puesta puede desafiar una y otra vez nuestro pacto ficcional y llevarnos de la mano en un viaje que comienza antes de dar sala. Lana Hilada no da puntada sin hilo. Sus singularidades están bien aspectadas. Detrás de Lana Hilada hay un gran equipo de trabajo que consteló en una de las mejores formas: bajo una dirección original que apostó por el desborde de lo metafórico y el buen zurcido que implica una puesta con diez actores en escena que no dejan de abrir mundos para mostrarnos algo que está pero se oculta al mismo tiempo. La realidad es la existencia subterránea de los trabajadores de un taller de costura clandestino, pero también la esclavitud de una dependienta convertida en maniquí y la de un jefe que grita a otro jefe que grita a.
Una obra que no solo nos refresca la memoria obligándonos a detenernos en todo lo que elegimos obviar, sino que también nos recuerda que el escenario, ese campo minado, sigue siendo un territorio para soñadores y valientes.
Vuelve el año que viene. No se la pierdan.
Lana Hilada
Actúan: Florencia Álvarez, Javier de Serio, Sergio Fernández, Marina Ferraro, Ailín Hercolini, Macarena Hermida, Emiliano Lamoglie, Mariano Micheli, Matías Scavone, Fabian Tarantini.
Diseño de objetos: Emiliano Lamoglie.
Diseño de luces: Mauro Gianera.
Diseño gráfico: Héctor Francavilla.
Asistencia de dirección: José Frezzini, Cecilia Nuñez.
Diseño de coreografía: Jesica Laura Utin.
Texto y dirección: María Tibi.
Fandango Teatro
Luis Viale 108.