Escritor
Su último libro es Cerrá cuando te vayas, Club Hem Ed.
¿Cómo te definís
profesionalmente?
Un tipo que escribe.
¿Sabés por qué te
dedicás a esto?
Creí saberlo alguna
vez, cuando le daba importancia a esa pregunta. Ya no. Preferiría no saberlo.
¿Qué disciplinas
resultaron fundamentales en tu formación?
Lengua y literatura en
el colegio secundario. La canción popular en géneros variados. Mis inicios en
el periodismo gráfico.
¿Qué es lo más útil
que te ha enseñado tu trabajo?
Haber llegado a un
atisbo de auto conocimiento.
¿Y lo más hermoso?
Amistades, amores,
relaciones.
¿Qué es lo que más te
duele a la hora de ejercer tu vocación?
La escasa
remuneración.
¿Crees haber
sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
Supongo que sí. Pero
no sería quien soy, si hubiese tomado otro camino.
¿En cuántos proyectos
laburaste el año pasado?
En tres.
¿Todos llegaron a
mostrarse o estrenarse?
Sí. Un libro de
narrativa, uno de poesía, y un ciclo de lectura en La Plata, mi ciudad natal,
un poco discontinuado últimamente.
¿Cuántos te esperan
ahora?
No sé aún. Me estoy
recuperando de los anteriores.
¿Vivís de lo que amás
o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Empiezo a vivir, más o
menos, de lo que amo, ya que mi sustento no amable se evaporó por el ajuste.
¿Con qué otras artes
te relacionás habitualmente?
El cine y la música, y
a veces también el teatro.
¿Qué es lo más absurdo
que has hecho por amor al arte?
Escribir poemas cuyo
destino fue la basura.
¿Hay algo que no
volverías a hacer?
Muchas cosas. No
pienso decir cuáles.
¿Qué estás leyendo?
Modos de ver, de John
Berger; Acá había un río, de Francisco Bitar; Piazza Navona, de Mario Arteca;
Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez.
¿Qué autores
recomendás siempre?
Arnaldo Calveyra,
Juana Bignozzi, Horacio Castillo, y muchos, muchos de mis contemporáneos.
¿Qué películas volvés
a ver una y otra vez?
El bueno, el malo y el
feo, de Sergio Leone. El espejo, de Tarkovski. El pasajero, de Antonioni.
Woodstock, de Michael Wadleigh.
¿Qué buscás en la
gente con la que elegís laburar?
Buen clima, buen
humor, empatía. Me tiene que gustar compartir un trago con ellos.
¿Por qué vivís en
Buenos Aires?
Vine desde La Plata
porque mis hijos estaban en Buenos Aires, y aquí me quedé.
¿Hay algún viaje que
marcara un antes y un después en tu trabajo?
Sí, a la Unión
Soviética en 1989, para hacer una cobertura periodística.
¿Cuándo te das cuenta
de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando advierto alguna
coherencia entre la pila de materiales caóticos que acumulo.
¿Sentís que tenés un
sistema personal de trabajo?
Sí. Consiste en
demorar por tiempo indeterminado el momento de la escritura, hasta que se
vuelve inevitable.
¿Qué hay en tu lista
de cosas pendientes?
Dejar de fumar.
¿Tenés un panorama
claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
No. De eso que se
ocupen otros.
¿Qué es lo que más te
preocupa en tu futuro?
Tener un margen de
subsistencia imprescindible para seguir haciendo lo mío.
¿Qué hacés cuando no
estás trabajando?
Me encuentro con mis
hijos, salgo con amigos.
¿Si no te dedicaras a
esto qué estarías haciendo?
Nada demasiado
placentero o constructivo.
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