Juan Terranova
Escritor y crítico
Última novela: La piel
Otros títulos: El vampiro argentino, Pornopunk, Los amigos soviéticos, Mi nombre es Rufus, El pornógrafo
¿Cómo te definís profesionalmente?
Un crítico y ensayista de los arrabales del mundo.
¿Sabés por qué te dedicás a esto?
Por narcisismo, por pereza, por odio, por aburrimiento.
¿Qué disciplinas resultaron fundamentales en tu formación?
La lingüística, el psicoanálisis, la historia, la informática.
¿Qué es lo más útil que te ha enseñado tu trabajo?
A lidiar con la ansiedad. Oh, sí.
¿Y lo más hermoso?
A escuchar y sorprenderme con las lecturas de mis amigos y colegas de la RevistaPaco.com
¿Cuáles considerás que son tus principales fuentes e influencias creativas?
Cervantes, Montaigne, Terry Eagleton, Carlos Correas, Beatriz Sarlo, Mark Elliot Zuckerberg.
¿Qué es lo que más te duele a la hora de ejercer tu vocación?
La espalda.
¿Crees haber sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
La posibilidad de hacer mucho dinero.
¿En cuántos proyectos laburaste el año pasado?
En mil.
¿Todos llegaron a mostrarse o estrenarse?
No, no todos, solo algunos.
¿Cuál es el proyecto al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Una novela titulada El vampiro argentino. Usualmente escribo mis novelas en tiempos razonables, pero esta fue larga y muy dura de escribir. Como diría Ellroy, demasiado tiempo solo, que también se puede leer como demasiado tiempo con uno mismo.
¿Cómo lo recordás? ¿Qué hubo de bueno y de malo?
Recuerdo el cansancio físico. Terminaba las sesiones de escritura y corrección agotado. Recuerdo la alegría de jugar a Wagner.
¿Vivís de lo que amás o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Cuando uno empieza a vivir de algo deja de amarlo un poco.
¿Con qué otras artes te relacionas habitualmente?
La música.
¿Qué es lo más absurdo que has hecho por amor al arte?
Abandonar mi prometedora carrera de estudiante de medicina.
¿Hay algo que no volverías a hacer?
Una novela larga como El vampiro argentino. Creo. Bueno, nunca se sabe.
¿Qué estás leyendo?
Ahora mismo la excelente entrevista que Gonzalo Garcés le hizo a Michel Houellebecq.
¿Qué autores recomendás siempre?
Sebastián Robles, Hernán Vanoli, Carlos Godoy, Bob Chow, María Lobo. Y a los que escriben en RevistaPaco.com
¿Qué películas volvés a ver una y otra vez?
Husbands de Cassavetes.
¿Qué artistas -de cualquier ámbito- te resultan imprescindibles?
Los pianistas que tocan la música para piano del siglo XX. Puedo prescindir hasta cierto punto de la música para piano del siglo XIX. Hasta cierto punto. Y no creo que pueda prescindir de Mozart. Pero el piano del siglo XX tiene que estar ahí siempre. Arrau, Brendel, Gavrilov, Richter.
¿Qué buscás en la gente con la que elegís laburar?
Paciencia.
¿A qué profesionales de tu ámbito seguís de cerca?
A Nicolás Mavrakis, a Pablo Gianera, a Flavio Lo Presti, a Maxi Crespi. Te estoy mirando, Maxi.
¿Con quién hablás sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
A veces hablo con mi padre que murió en el 2006. Pienso: ¿cómo lo haría él? Sus consejos siempre me sirven. Dios lo bendiga.
¿Pedís subsidios para tus proyectos? ¿A qué instituciones?
No, nunca. Internet es mi madre institucional, gorda y cariñosa, pero siempre ocupada, que me toma sin preguntas cuando llego y me deja ir sin vueltas cuando me voy. Te amo, Internet.
¿Por qué vivís en Buenos Aires?
Me queda cómoda para escribir mis libros.
¿Si no te dedicaras a esto qué estarías haciendo?
Me hubiera encantado ser oficial de marina o ingeniero aeronáutico. Pero creo que si ya no me dedicara a escribir o leer, lo cual no sé como sería, implicaría una d-tox muy fuerte, me pondría una negocio de venta de vinos. Un local a la calle, pequeño, marcas variadas, bodegas argentinas, y siempre tendría queso y frutos secos para recibir a mis amigos.