El lenguaje marchita antes de que terminemos de pronunciar
una frase, los conceptos que alguna vez fueran considerados inamovibles y
determinantes, por fin, se agrietan lentamente y de ellos comienzan a brotar
nuevos sentidos y posibilidades. Amor. Idioma. Pareja. Origen. Familia. Sexo.
Identidad. Género. Economía. País. Y largo etc. El arte trata de llevar el
apunte de esos cambios socioculturales pero los fenómenos de transformación son
vertiginosos y no ritman ni repercuten del mismo modo en dos lugares.
El nuevo trabajo de María
García de Oteyza toma el concepto “patria” como objeto de estudio y deseo. Desde
el título la obra presenta su contundencia: Pa(t)ria o el día que un moro
frustró mi primera paja. El término patria diseccionado revela en su interior
al paria que quizá sea quien no tiene o no echa raíces. La palabra “moro”, poco frecuente en Argentina, destila el origen español de la autora y anticipa la
contradicción y el carácter ambiguo de los interrogantes que maneja la dramaturgia.
Moro es el modo en que los españoles, con más o menos intención peyorativa,
identificaban antes del dudoso triunfo de lo políticamente correcto, a todo
aquel que viniera del norte de África. Una generalidad entre tantas dentro de
un país caracterizado por su desconocimiento del vecino. El español Nahuel
Cuadrelli es el encargado de poner en escena parte de esa idiosincrasia ibérica:
el rechazo a la iconografía y a la idea de una patria común, el desdén hacia “los otros”, el prejuicio y el
estereotipo como piedras fundacionales de una ficción histórica que se cae a
pedazos. Leidy Gómez, colombiana, aporta su propio arsenal diferencial: el
ritmo latino y el punto de vista de quien aún decide dónde estar y cómo
sobrevivir. Juntos a ellos Mónica Acevedo, la voz argentina que sobrevuela
recuerdos made in Spain de una infancia católica y un ejercicio de la profesión
escénica enquistado y decepcionante.
La puesta en escena articula una iluminación expresionista
donde los cuerpos ilustran gran parte de las dudas y silencios sobre las
inquietudes abordadas. Esos paréntesis se abren entre instancias narrativas que
habitan recuerdos, reproducen conversaciones o describen una imagen detenida en
el tiempo, una fecha definitiva, un antes y un después, capaz de modificar un
ecosistema familiar.
Pa(t)ria... nace como fruto de un laboratorio escénico y gestiona la misma honestidad medular que se aprecia en Yo tenía un plan, obra anterior donde García de Oteyza y Acevedo compartieron dirección. La intención, lejos de ser didáctica o certera, se cifra en la incertidumbre y apela a la experiencia vital de esas anécdotas personales donde se reconoce la contradicción irresoluble en la que a duras penas, y a menudo exclusivamente amparados por el humor, logramos, si no definirnos, al menos identificarnos como humanos en tránsito, seres a la deriva y en (de)construcción.
Pa(t)ria... nace como fruto de un laboratorio escénico y gestiona la misma honestidad medular que se aprecia en Yo tenía un plan, obra anterior donde García de Oteyza y Acevedo compartieron dirección. La intención, lejos de ser didáctica o certera, se cifra en la incertidumbre y apela a la experiencia vital de esas anécdotas personales donde se reconoce la contradicción irresoluble en la que a duras penas, y a menudo exclusivamente amparados por el humor, logramos, si no definirnos, al menos identificarnos como humanos en tránsito, seres a la deriva y en (de)construcción.
Pa(t)ria o el día que un moro frustró mi primera paja
Actúan: Moni Acevedo, Nahuel Cuadrelli, Leidy Gómez
Entrenamiento corporal: Verónica Bozzano
Asistencia de dirección: Luisa Cabral
Texto y dirección: María García De Oteyza
Timbre 4. Boedo 640
Viernes, 22.45h.
Funciones a la gorra