La vida que podemos
recordar no es la que tuvimos. Los momentos que elegimos o logramos rescatar del arsenal de la memoria no son los que necesariamente nos definen o nos trajeron hasta este
incierto presente que mañana mismo será material de nuevos recuerdos u
olvidos. Partiendo de estas premisas vitales el equipo creativo de Yo tenía un
plan se sumergió durante un año en un proceso de investigación destinado a
diseccionar la vida de sus protagonistas, el dúo formado por Emilia Rebottaro y Juan Zuluaga.
El resultado es un
viaje por y hacia su intimidad. Una intimidad que se abre y
expone con humor y mucha generosidad. ¿Qué pueden compartir un muchacho nacido
en un pueblo colombiano y una chica que creció caminando descalza por las
calles de tierra de un pueblo de setecientos habitantes del interior de
Argentina? Para empezar la singularidad de una vocación actoral tan precoz como
inconsciente. Los personajes, ese desdoble de ellos mismos a los que conocemos,
diseccionan algunas claves su trabajo mientras se
interrogan sobre su vida en la obra, es decir, sobre cómo fue qué llegaron a esa noche de función. El orden de los acontecimientos puede juzgarse
azaroso pero también sistemático. El relato, nuestra necesidad imperiosa de
relatarnos, de dotarnos de coherencia progresiva, les permite rescatar
insignificancias que el tiempo convirtió en encrucijadas: una llamada de
teléfono decisiva, un viaje, conocer a alguien en la calle, ver una función,
asistir a una clase… Nunca sabemos qué será eso
que altere para siempre el curso de nuestra vida.
La dirección de
Mónica Acevedo y María García de Oteyza, apuesta por la organicidad del trabajo
actoral y genera un espacio funcional sin artificios. Las fotos, audios y videos comentados abren una ventana testimonial
hacia un pasado que no parece tan lejano. Un pasado aún no escrito al que nos
asomamos como observadores y desde el que nos interpelan. El presente
inmediato, la función, adquiere una fugacidad consciente donde se subraya la
fragilidad de lo escénico. Nos recuerdan que esto que hoy compartimos es un
texto fruto de una larga búsqueda donde nada estuvo claro, el texto
podría haber sido otro muy distinto; nos desafían a creer en un juego de
improvisación y nos hacen cómplices de emociones inesperadas donde se impone el
pensamiento vivo, esa sutil alquimia que siembra la duda y abre
una posible herida en toda obra.
¿Cuándo decidimos convertirnos en esto que hoy somos? ¿Existe realmente esa instancia, ese
momento de revelación que nos cambia para siempre?
Yo tenía un plan se burla desde el título de nuestro puñadito de certezas y nuestra necesidad de
controlar el argumento que escribimos a diario. Lo hace apostando por el
altísimo valor de la voz propia y de la anécdota. Nada es más original que uno
mismo. El hecho teatral se nos ofrece como
punto de encuentro, intercambio y reflexión. Zuluaga y Rebottaro juegan a ser
ellos mismos sabiendo que el teatro les permite ser todos y todo cuanto deseen.
Yo tenía un plan
Ficha técnica
Texto: Mónica Acevedo, María García de Oteyza, Emilia Rebottaro, Juan
Zuluaga Bolívar.
Viernes de marzo a las 21.30h.
Timbre 4.
Boedo 640