Cuando este año comenzamos a desarrollar la idea de estas entrevistas mediante un cuestionario, nos comentaron que estaba bueno. Demasiadas preguntas quizá, algunas incómodas si las respuestas se pensaban con calma y sinceridad... pero casi todos los que participaron encontraron que tomarse el tiempo de interrogarse sobre tantas cosas que damos por sentado fue un ejercicio interesante. No aspirábamos a otra cosa. Decidí someterme al juego, aprovechando la inflexión del fin de año para echar la vista atrás. Reconozco que no fue tan fácil como creía, pero pude.
La idea es seguir subiendo entrevistas. Leer a otros para darnos cuenta de que sí, estamos locos, pero no solos. Y sí, nada es lo que esperábamos, pero seguimos adelante porque a estas alturas aprendimos que el camino más largo sigue siendo el mejor, el más accidentado.
Gracias a todos los que colaboraron. Y los que conservan el cuestionario entre sus tareas pendientes, serán bienvenidos en cualquier momento. Es bueno saber que están ahí.
Actriz, poeta, directora de teatro
Foto: María Kusmuk
¿Cómo te definís
profesionalmente?
Trato de no hacerlo, lo evito. Tengo tres
licenciaturas que nunca ejercí. Entro en crisis existencial
cada vez que tengo que rellenar el casillero de profesión en un formulario. Cuando estoy de humor digo que soy actriz, poeta y directora de teatro mientras no se demuestre lo contrario. En cualquier momento pueden desenmascararme.
¿Sabés por qué te
dedicás a esto?
Crecí con y gracias a los libros y el teatro. Dan sentido a todo lo demás.
¿Qué disciplinas
resultaron fundamentales en tu formación?
La lectura. Y más que disciplinas, maestros.
En cada rama que estudié tuve la suerte de encontrar alguno inspirador
que compensaba a muchos ineptos. Fueron determinantes las clases de teatro que
empecé a tomar a los nueve años con Cruz García en Valladolid, varios docentes responsables
de mi amor por la palabra y el cine – Dionisio García, Javier Pascual, Sacramento
Portero, Jorge Praga -; Javier Castán, que modificó mi forma de estudiar en el primer año de Historia del Arte, y mis dos años de Teoría de la Literatura y Literatura
Comparada – Pilar Rubio, Javier García Rodríguez y José Luis de la Fuente -. Después, por supuesto, mi formación teatral en Buenos Aires junto a Claudio Tolcachir,
Tamara Kiper, Verónica Oddó y, desde que comencé a leerlo, escucharlo y tomé sus clases, Mauricio Kartun, faro inspirador en medio de todas las tormentas.
¿Qué es lo más útil
que te ha enseñado tu trabajo?
Soy mi peor enemigo.
¿Y lo más hermoso?
Dos cosas: los grandes
maestros siempre están disponibles y el trabajo en equipo es un privilegio.
¿Cuáles considerás que
son tus principales fuentes e influencias creativas?
La tele que me crío y
una larga lista de artistas a los que convertí en amigos. Están muertos, así que no les jode que abuse de ellos cuando la vida se pone puta. A eso, sumemos el teatro independiente
porteño de los últimos diez años.
¿Qué es lo que más te
duele a la hora de ejercer tu vocación?
Su incompatibilidad
con lo que llamamos vida.
¿Crees haber
sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
Sí, dos fantasías que
antes iluminaban mi horizonte: una mínima seguridad económica que llegaría
con la vida adulta y una pareja estable que bancara mi temperamento. (Artístico, sí, pero de mierda). Hace años que
esos espejismos desaparecieron del paisaje.
¿En cuántos proyectos
laburaste el año pasado?
Demasiados.
¿Todos llegaron a
mostrarse o estrenarse?
Por suerte, no.
¿Cuántos te esperan
ahora?
Espero que los más antiguos sigan funcionando pese a la nefasta conyuntura en la que estamos. Hay unas cuantas novedades
que espero que me ayuden a capear la angustia y la impotencia que el futuro nos
promete.
¿Cuál es el proyecto
al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
En 2014
estrené Por eso las curitas, un
unipersonal sobre mi infancia para el que llevaba toda la vida preparándome sin
saberlo. Hace cuatro años que sostengo un proyecto poético que podo a
diario. Fruto de ese trabajo el mes pasado presenté Polaroids de aeropuerto bajo lluvia y otras breves escenas sin Bruce Willis, poemario ilustrado por Dalmiro Zantleifer que nos tiene felices.
¿Vivís de lo que amás
o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Amo mucho de lo que
hago para pagar cuentas que odio. La vida es una fiesta.
¿Con qué otras artes
te relacionas habitualmente?
Fotografía, pintura y cine.
¿Qué es lo más absurdo
que has hecho por amor al arte?
Vivir en un teatro.
¿Hay algo que no
volverías a hacer?
Casarme.
¿Qué estás leyendo?
Como sólo la muerte es
pasajera, de Alberto Szpunberg y los diarios de Cheever.
¿Qué autores
recomendás siempre?
McCullers, Berger, Uhart,
Saer, Fresán, Cozarinsky, Xuan Bello.
¿Qué películas volvés
a ver una y otra vez?
Cantando bajo la
lluvia, Con faldas y a lo loco, Regreso al futuro, Las horas, Las canciones de amor, Los amores imaginarios, Con ánimo de amar, Amanece que no es poco, la trilogía de los colores de Kieslowski, Persépolis, Pretty woman, cualquiera de
Bruce Willis... Cuando una peli me gusta la repito una y otra vez, soy como los nenes, me tranquiliza conocer los desenlaces y me enamoro de los personajes.
¿Qué artistas – de
cualquier ámbito - te resultan imprescindibles?
Considero imprescindibles a los que no puedo asumir, los que me rompen la cabeza sin teoría que me los traduzca, los que tienen obras donde podría mudarme a vivir. Miguel Ángel, Rodin, Gaudí, Rothko, Buñuel.
¿Qué buscás en la
gente con la que elegís laburar?
Compromiso. El laburo
creativo genera vínculos similares a los de cualquier pareja, incluso peores. Aspiro
a que el encuentro merezca la pena.
¿A qué profesionales
de tu ámbito seguís de cerca?
Espero como agua de
mayo los libros de Rodrigo Fresán. Sigo los textos y obras de Tolcachir, Loza y
la dulpla Jakob - Mendilaharzu. Admiro mucho el trabajo de Juan Pablo Gómez con
la compañía Un Hueco. Trato de seguirle la pista a Ignacio Masllorens. Agradezco
la existencia de Mauricio Kartun.
¿Con quién hablás
sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Creo que hablamos muy poco
(o muy mal) sobre qué implican los procesos creativos. Las necesidades, los
miedos, el deseo... Todos atravesamos instancias parecidas y nos sentimos perdidos,
vacíos, repetidos y solos. Considero vital contar con gente en cuyo criterio
confío, capaces de señalar lo que no funciona o simplemente que se presten a
leer o escuchar. A veces solo necesito eso. Soy muy privilegiada. Estoy bien
acompañada. Mi gran problema es aprender a pedir ayuda sin sentirme un incordio.
¿Pedís subsidios para
tus proyectos? ¿A qué instituciones? ¿Por qué?
En cuatro ocasiones
pedí subsidio a Proteatro. Me concedieron dos. En todos los casos mis
colaboradores consideraron que merecía la pena intentarlo. Personalmente lo
evito. No me gusta tener que justificar cómo gasto el dinero y, por otro lado,
no me convence que el Estado subsidie mi arte. Preferiría que subsidiara mi alquiler. El arte subsidiado aniquiló gran parte de la creatividad española. Me genera muchas contradicciones.
¿Por qué vivís en
Buenos Aires?
No fue
premeditado. La ciudad me atrapó. En más de una ocasión, viajando, al llegar a mi destino y prender la tele lo primero que apareció fue un documental sobre Buenos Aires. Me sigue a donde vaya. Decidí quedarme por el teatro. Siempre digo que parecemos estar sobre un epicentro sobrenatural que hace que lo escénico prolifere desmedidamente. Si no fuera por eso, podría estar en cualquier otro lugar. Renuevo mis votos cada año.
¿Hay algún viaje que
marcara un antes y un después en tu trabajo?
Agosto del 2002, la
primera vez que vine a Buenos Aires. Entendí cuánto más podía ser el teatro. También
me recibí como poeta tras ese viaje. Esta ciudad me otorgó licencia para crear.
¿Cuándo te das cuenta
de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando lo comparto con
quienes quiero que formen parte.
¿Sentís que tenés un
sistema personal de trabajo?
Cada proyecto demanda
algo diferente y cuando estoy hasta las manos con uno juro no volver a complicarme la vida con nada parecido, pero
antes de darme cuenta ya estoy en otra. Con el tiempo adquirí herramientas
y algo de paciencia pero el modo en que logro hacer uso de eso no responde a un
sistema.
¿Qué hay en tu lista
de cosas pendientes?
Andar en moto. Mucho que leer, obras que ver. Retomar Por eso las curitas y llevarlo a España para compartirlo con quienes me vieron
crecer. Trabajar en un espacio que gestionen otros.
¿Tenés un panorama
claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
Sí, un estribillo de
Ricky Martín. “Un pasito pá’lante, María, un pasito pá’tras”.
¿Qué es lo que más te
preocupa en tu futuro?
El futuro llegó y
Michael J. Fox tiene parkinson. Esto no se parece a nada que hubiera imaginado,
nunca me imaginé con esta edad. Me preocupa absolutamente todo.
¿Qué hacés cuando no
estás trabajando?
Leo, voy al teatro, veo
películas y/o vuelvo a ver una y otra vez Northern Exposure, Six feet under y
Los Soprano. Envío emails y whatsapps
que no debería.
¿Si no te dedicaras a esto
qué estarías haciendo?
Eso quisiera saber.
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Por eso las curitas: www.poresolascuritas.blogspot.com
Polaroids de aeropuerto bajo lluvia y otras breves escenas sin Bruce Willis.