"Lo que más me gusta, más que subir loma o saltar tapia, es leer en voz alta. Es una opresión blanca en el corazón. Un partirse en dos total: preocupación angustiosa por la opinión que se están haciendo los oyentes de aquel que al leer se está exponiendo. De allí, desconcentración paulatina de la lectura. Mi yo se está quemando en aquellos que no veo, pues tengo los ojos fijos y abarcando sólo los caracteres impresos. Se me hace, entonces, que el que está hablando es sólo un cascarón, una conciencia desconocida. Pero viene, repentino, el momento en que sabes complacidos a los que escuchas con la intensa satisfacción nerviosa que me produce el tacto, y dura lo que una descripción corta: ante una porción de diálogo me pregunto si no habrá que inconveniente en adaptar una voz de personaje para cada uno de los hablantes".
Andrés Caicedo.
El cuento de mi vida, Verticales de Bolsillo, Bogotá, 2007.
Andrés Caicedo.
El cuento de mi vida, Verticales de Bolsillo, Bogotá, 2007.