Estreno: Lamerica, de Giampaolo Samá.
Un viaje por la historia de muchos viajeros. Un pasado remoto que está a la vuelta de la esquina.
Desde el 6 de MARZO.
TODOS LOS DOMINGO 21.30 HS.
TIMBRE4 - BOEDO,640 - CAP.FED.
reservas: http://www.alternativateatral.com/entradas18863-lamerica
Penumbra: cita obligada en Madrid
Hace tiempo que muchos los esperábamos y hace unos meses que, por fin, nos regalaron una nueva obra: Penumbra. Animalario. Un trabajo que a nadie deja indiferente.
Acá la reciente crítica de Marcos Ordóñez en EL País: http://www.elpais.com/articulo/portada/Animalario/salta/lado/espejo/elpepuculbab/20110226elpbabpor_53/Tes
Penumbra, de Juan Mayorga y Juan Cavestany.
Dirección: Andrés Lima. Animalario.
Matadero. Madrid. Hasta el 20 de marzo.
16 de febrero reestreno de Quién sabe Marta.
Mañana, a las 21hs, en el teatro del Abasto, Marta volverá a dar la cara. Todas y cada una de las Martas que supieron abrirse paso en la turbulenta imaginación de Francisca Ure vuelven ahora, remixadas, apuntaladísimas y felices, a tratar de explicarnos explicándose a sí mismas cómo carajo vivir entre la gente, qué cosa es el amor y cómo mierda hacer para soportarnos a nosotros mismos. Con humor. Negro y de todos los colores.
Foto: Giampaolo Samá.
Los que ya la vieron tienen sobradas razones para volver: un nuevo espacio que implica agudas modificaciones de la puesta en escena, nuevas animaciones de la mano Zantleifer & Berra que han sabido ganarse un lugar protagónico en el montaje y las pulidas actuaciones de este joven y potente elenco.
No se pierdan el trailer de la obra, seleccionado como uno de los mejores presentados al concurso de Alternativa Teatral.
Trailer: http://www.alternativateatral.com/trailer98-quien-sabe-marta
http://www.martaesmarta.blogspot.com/
Quién sabe Marta, de Francisca Ure.
Teatro del Abasto. Humahuaca 3549.
Miércoles 21hs.
Foto: Giampaolo Samá.
Los que ya la vieron tienen sobradas razones para volver: un nuevo espacio que implica agudas modificaciones de la puesta en escena, nuevas animaciones de la mano Zantleifer & Berra que han sabido ganarse un lugar protagónico en el montaje y las pulidas actuaciones de este joven y potente elenco.
No se pierdan el trailer de la obra, seleccionado como uno de los mejores presentados al concurso de Alternativa Teatral.
Trailer: http://www.alternativateatral.com/trailer98-quien-sabe-marta
http://www.martaesmarta.blogspot.com/
Quién sabe Marta, de Francisca Ure.
Teatro del Abasto. Humahuaca 3549.
Miércoles 21hs.
La virtud de lo necesario
Mi vida después, de Lola Arias, está iniciando su tercera temporada en la cartelera porteña. Podríamos detenernos en la puesta en escena, escribir sobre lo complejo de la vida en el arte, reflexionar sobre la fragilidad del actor y la vulnerabilidad del espectador cuando se le hace cómplice de una verdad, sí, podríamos seguir muchos caminos, pero son tan raras las ocasiones en las que podemos regodearnos con una afirmación categórica que no queremos desperdiciar esta oportunidad. Esta es una obra NECESARIA. Esperamos que sean muchos los que tengan la valentía de verla.
Viernes, 20.30hs.
La Carpintería Teatro.
Jean Jaures, 858.
Mi vida después.
Dirección y dramaturgia: Lola Arias.
Actúan: Blas Arrese Igor, Liza Casullo, Carla Crespo, Vanina Falco, Pablo Lugones, Mariano Speratti, Moreno Speratti da Cunha.
Vestuario: Jazmín Berakha.
Escenografía: Ariel Vaccaro.
Iluminación: Gonzalo Córdova.
Video: Marcos Medici.
Música: Ulises Conti.
Asesoramiento histórico: Gonzalo Aguilar.
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin.
Colaboración autoral: Blas Arrese Igor, Liza Casullo, Carla Crespo, Vanina Falco, Pablo Lugones, Mariano Speratti, Moreno Speratti da Cunha.
Colaboración musical: Lola Arias, Liza Casullo.
Dramaturgia: Sofia Medici.
Coreografía: Luciana Acuña.
El pasado es un animal grotesco (que nos devora)
Se habló mucho y bien el año pasado de este interesante trabajo de Mariano Pensotti y ahora se nos presenta la oportunidad de conocerlo finalmente o revisitarlo. Desde el 19 de febrero la obra regresa al Sarmiento.
No se trata de una propuesta donde el argumento nos proporcione un interés definitivo para verla, así que no nos detendremos en el qué, si no en el cómo se nos cuentan las historias. A menudo la teoría teatral subraya la dificultad del teatro para enfrentarse a los saltos en el tiempo, y no son pocos los espectadores que se pierden cuando las transiciones son eficazmente fugaces. Pensotti explota al máximo esa complejidad aunando recursos tan tradicionales como el narrador omnisciente- enriquecido acá al no ser un simple off, si no incorporarse desde un brillante trabajo actoral cuya precisión y agilidad mantiene al público tan entretenido como atónito - y la continuidad del movimiento circular dado a ese ingenio escenográfico un tanto hipnótico, que nos remite a una suerte de plató cinematográfico de bajo presupuesto.
La metonimia de la parte por el todo permite abrir una y otra vez las vidas de los personajes que abordan con espíritu de disección: la forma, sí, pero también el entorno, los otros con los que se cruzan, sus pensamientos más confusos y absurdos, sus sueños, sus patéticos deseos y temores. Todo. Todo eso que sólo el narrador como conciencia puede revelarnos, se nos lanza desde el escenario gracias a un exquisito trabajo actoral y a una dirección atenta al detalle y con un gran entendimiento del ritmo escénico y sus importantes variaciones. Quizá sea ese el aspecto que pueda llegar a extenuarnos por momentos ya que dos horas sin pausa de vidas encadenadas resulta ser un ejercicio un tanto delirante al que someterse, no obstante se entiende cuán difícil debe resultar sobrevivir a un proceso creativo de esa envergadura y entrar luego a ver qué podría acortarse, si tendría sentido sacrificar esa escena que tanto nos costó o ese momento que nos gusta porque...
Por otro lado, algo en ese exceso que nos agota resignifica la intensidad de lo que se nos cuenta, el azaroso caos de los destinos y el sinsentido de tantas decisiones que uno considera vitales en su día. Quizá abandonemos la sala un tanto exhaustos, un tanto mareados de la calesita, sí, pero también nos vamos con la sensación de haber participado en una hazaña, de haber compartido con esos cuatro actores una experiencia única porque, El pasado es un animal grotesco, es una de esas obras que nos recuerdan que lo que vivimos esa noche no volverá a repetirse, que cada función es única.
Mención aparte merece el trabajo actoral que sostiene desde unas pautas corales bien orquestadas, las muchas peculiaridades de sus personajes. Un muy buen ejemplo de cómo lo sintético puede ser eficaz y no menos emotivo. Y todo lo contrario: como los delirios necesitan límites para ser interesantes.
A modo de postdata: la obra muestra una lección fundamental para los estudiantes de teatro: por favor, tomen nota de cómo las transiciones técnicas sirven para construir un mundo y no sólo para desplazarse en el espacio. Gracias.
Texto y dirección: Mariano Pensotti
Actúan: Pilar Gamboa, Javier Lorenzo, Juan Minujín, Julieta Vallina
Vestuario: Mariana Tirantte
Escenografía: Mariana Tirantte
Iluminación: Matías Sendón
Música: Diego Vainer
Asistencia artística: Leandro Orellano
Teatro Sarmiento.
Avda. Sarmiento 2715.
De jueves a domingo. 21hs.
No se trata de una propuesta donde el argumento nos proporcione un interés definitivo para verla, así que no nos detendremos en el qué, si no en el cómo se nos cuentan las historias. A menudo la teoría teatral subraya la dificultad del teatro para enfrentarse a los saltos en el tiempo, y no son pocos los espectadores que se pierden cuando las transiciones son eficazmente fugaces. Pensotti explota al máximo esa complejidad aunando recursos tan tradicionales como el narrador omnisciente- enriquecido acá al no ser un simple off, si no incorporarse desde un brillante trabajo actoral cuya precisión y agilidad mantiene al público tan entretenido como atónito - y la continuidad del movimiento circular dado a ese ingenio escenográfico un tanto hipnótico, que nos remite a una suerte de plató cinematográfico de bajo presupuesto.
La metonimia de la parte por el todo permite abrir una y otra vez las vidas de los personajes que abordan con espíritu de disección: la forma, sí, pero también el entorno, los otros con los que se cruzan, sus pensamientos más confusos y absurdos, sus sueños, sus patéticos deseos y temores. Todo. Todo eso que sólo el narrador como conciencia puede revelarnos, se nos lanza desde el escenario gracias a un exquisito trabajo actoral y a una dirección atenta al detalle y con un gran entendimiento del ritmo escénico y sus importantes variaciones. Quizá sea ese el aspecto que pueda llegar a extenuarnos por momentos ya que dos horas sin pausa de vidas encadenadas resulta ser un ejercicio un tanto delirante al que someterse, no obstante se entiende cuán difícil debe resultar sobrevivir a un proceso creativo de esa envergadura y entrar luego a ver qué podría acortarse, si tendría sentido sacrificar esa escena que tanto nos costó o ese momento que nos gusta porque...
Por otro lado, algo en ese exceso que nos agota resignifica la intensidad de lo que se nos cuenta, el azaroso caos de los destinos y el sinsentido de tantas decisiones que uno considera vitales en su día. Quizá abandonemos la sala un tanto exhaustos, un tanto mareados de la calesita, sí, pero también nos vamos con la sensación de haber participado en una hazaña, de haber compartido con esos cuatro actores una experiencia única porque, El pasado es un animal grotesco, es una de esas obras que nos recuerdan que lo que vivimos esa noche no volverá a repetirse, que cada función es única.
Mención aparte merece el trabajo actoral que sostiene desde unas pautas corales bien orquestadas, las muchas peculiaridades de sus personajes. Un muy buen ejemplo de cómo lo sintético puede ser eficaz y no menos emotivo. Y todo lo contrario: como los delirios necesitan límites para ser interesantes.
A modo de postdata: la obra muestra una lección fundamental para los estudiantes de teatro: por favor, tomen nota de cómo las transiciones técnicas sirven para construir un mundo y no sólo para desplazarse en el espacio. Gracias.
Texto y dirección: Mariano Pensotti
Actúan: Pilar Gamboa, Javier Lorenzo, Juan Minujín, Julieta Vallina
Vestuario: Mariana Tirantte
Escenografía: Mariana Tirantte
Iluminación: Matías Sendón
Música: Diego Vainer
Asistencia artística: Leandro Orellano
Teatro Sarmiento.
Avda. Sarmiento 2715.
De jueves a domingo. 21hs.