Nombrar a La Zaranda es llenarse la boca de historia. Nos regocijamos ante el anuncio de un nuevo estreno, los esperamos, agendamos una cita con ese trabajo sabiéndolo un bien necesario, un cuerpo a cuerpo
del que no se sale indemne. Con Ahora todo es noche vuelven a Buenos Aires para celebrar sus cuarenta años como compañía y, una vez
más, su propuesta palpita haciéndose eco de lo peor y lo mejor de
todas las épocas. Lo peor: la soledad absoluta, el desamparo en el que la
humanidad deambula encarnada en tres hombres anónimos condenados a pasar
desapercibidos, a no tener donde estar ni dónde ir. El sujeto convertido en
objeto devorado por el paisaje hostil de cualquier ciudad. Esos bultos con los
que evitamos tropezar en las esquinas, los portales, los cajeros… Son tantos que terminan por ser ninguno y nadie, si no fuera porque nosotros podríamos ser ellos.
El texto de Eusebio Calonge engarza la duda con la herida abierta y la
historia de la (in)humanidad con la de la poesía escénica. Ahí está lo mejor,
señala La Zaranda, en el escenario, el reinado sin reino que está a nuestro
alcance, la única salvación posible. “Si tenemos por lo que luchar y tenemos por lo que sufrir,
tenemos por lo que vivir”, afirma rotundo Ahora todo es noche.
La dirección de Paco de la Zaranda orquesta con la sabiduría de siempre a
Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez. Sus criaturas vuelven a
ser inolvidables, rotundas e impactantes. No hay detalle menor en la creación
de esos mendigos atávicos, soldados de la poesía, reyes del escenario vacío,
del espacio por llenar, esa obra en construcción donde se refugian de la peor
de las tormentas. Sólo ahí, en lo indeterminado, pareciera haber
lugar para esas almas que, lejos de penar, rinden batalla hasta el final.
La Zaranda siempre nos recuerda que no hay que temer la
profundidad temática y que el teatro es, puede ser y darnos, siempre, mucho, muchísimo más.
Los personajes no son meras construcciones al servicio del relato, son el interrogante que no deja de abrirse y el espejo donde inevitablemente
nos reconocemos.
El texto del programa ilumina no sólo algunas de las
inquietudes de este trabajo, también cita valores primordiales de la compañía,
valores que los ubican hace mucho en la gran historia del teatro
universal: “sus heridas y cicatrices, su desgarrada imaginería, su desgarrada
voz, sus personajes desahuciados. Eco de liturgia, tintes esperpénticos y
regusto de tragedia, un humor perturbador y un compromiso poético insobornable.
Los pies en los clásicos y la mirada en el horizonte de nuevas formas de hablarle
al alma de cada hombre.”
Larga, eterna vida a La Zaranda De Ninguna Parte.
Y
nuestra.
Ahora todo es noche
Texto:
Eusebio Calonge
Actúan: Gaspar
Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez
Música: Saint
Saens Dieu! (Samson et Dalila) - Nelson Pinedo con La Sonora Matancera: Quien
Será
Iluminación:
Eusebio Calonge
Espacio
escénico: Paco de la Zaranda
Fotografía
y cartel: Víctor Iglesias
Producción
artística: Eduardo Martínez
Dirección:
Paco de la Zaranda
Funciones de miércoles a domingo
El Picadero
Enrique Santos Discépolo 1857