Escritora
¿Cómo te definís
profesionalmente?
Soy un maxikiosco.
¿Sabés por qué te
dedicás a esto?
Soy la más chica de la
familia. Mis hermanos me llevan más de diez años de diferencia, así que me creí
en un mundo de adultos. Mi hermana y mi papá escribían y eso me producía una
enorme admiración. Creo que empecé a escribir para alcanzarlos, luego para
superarlos, más tarde para superarme y ahora porque no sabría qué otra cosa
hacer para no volverme más loca.
¿Qué disciplinas
resultaron fundamentales en tu formación?
El
teatro, desde chica, aunque ahora lo dejé de lado. El cine, toda la vida. Y los
libros. Había más cinco mil ejemplares en casa. Miraba clásicos del cine con la
biblioteca a mis espaldas.
¿Qué es lo más útil
que te ha enseñado tu trabajo?
Que hay
que ser dúctil, nunca quedarse en la fórmula fácil y que la verdadera clave es
observar y escuchar, pero honesta y profundamente, al otro.
¿Y lo más hermoso?
Que una vez que una obra se lanza al mundo,
las reacciones pueden ser perturbadoras. Nunca se sabe el efecto que provoca en
el otro. He recibido puteadas horribles y también mensajes hermosos que me
hicieron llorar de emoción. De eso se trata la vida. De esa fluctuación entre
la certeza y el desasosiego.
¿Qué es lo que más te
duele a la hora de ejercer tu vocación?
El
miedo a perder la habilidad. Volverme obsoleta.
¿Crees haber
sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
Algunas relaciones. Amistades y amores. Hay amores que no sobreviven a
un libro.
¿En cuántos proyectos
laburaste el año pasado?
Más de diez,
seguro. Más de veinte, posiblemente.
¿Todos llegaron a
mostrarse o estrenarse?
No, claro que no.
Tengo varias novelas terminadas que no quiero ni debo mostrar todavía. También
novelas inconclusas que se me clavan en la carne pero no sé cómo terminar, no
estoy lista.
¿Cuántos te esperan
ahora?
Cada día uno nuevo. Siempre nace
algún proyecto que, a veces, se muere a las pocas horas, como una mariposa.
¿Cuál es el proyecto
al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Una
novela que se llama tentativamente «Autoayuda» y la comencé hace como quince
años.
¿Cómo lo recordás?
¿Qué hubo de bueno y de malo?
Fue
creciendo conmigo. Atravesó un matrimonio largo, mi maternidad, la separación,
el dolor, el hallazgo del nuevo amor, la publicación de tres libros, una nueva
separación y el dolor y la soledad. Esa novela es mi crecimiento. Abarca varios
géneros. Tal vez no deba terminarla nunca. No es casual que se llame
«Autoayuda»
¿Vivís de lo que amás
o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Estoy empezando a vivir de lo que amo. No puedo creerlo, pero es
posible que en un tiempo pueda ser mi principal ocupación.
¿Con qué otras artes
te relacionas habitualmente?
El cine,
sobre todo.
¿Qué es lo más absurdo
que has hecho por amor al arte?
Desnudarme
en una obra de teatro de la cual sólo hice una función. Y me desnudé frente a
mis ex suegros.
¿Hay algo que no
volverías a hacer?
Leer la respuesta
anterior.
¿Qué estás leyendo?
«El maestro y Margarita» de Mijaíl Bulgákov.
¿Qué autores
recomendás siempre?
No tengo una
recomendación estándar. Necesito conocer a la persona y sus intereses, su
ideología y su nivel de lecturas. No todo libro es para cualquier persona.
¿Qué películas volvés
a ver una y otra vez?
Pi, El día de la
marmota, Embriagado de amor, Star Wars (4,5 y 6), Volver al Futuro, Casablanca,
Blade Runner, Alien, Indiana Jones, y me estoy olvidando de la mitad de las
quisiera mencionar.
¿Qué buscás en la
gente con la que elegís laburar?
Pasión y
sabiduría. Que escucharlos hablar sea un aprendizaje. Si no me dejan nada, es
mecánico.
¿Con quién hablás
sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Solía hacerlo con mi pareja, ahora lo hablo
con un puñado de amigas y amigos, pero por lo general busco consejos puntuales
dependiendo del tema.
¿Pedís subsidios para
tus proyectos? ¿A qué instituciones?
Cuando
tengo un material que se adapta a alguna convocatoria, no lo dudo. Ninguna en
especial, buceo por todas partes.
¿Por qué?
Descreía de las instituciones y concursos
hasta que me presenté a uno por primera vez y lo gané. Gracias a ese premio
publiqué mi primera novela y entré al universo de lo literario. Ahora ya es un
viaje de ida.
¿Por qué vivís en
Buenos Aires?
Viví en Mercedes (provincia
de Buenos Aires) hasta los 17 años. Puede decirse que soy una chica de pueblo.
Buenos Aires siempre fue la panacea y no me arrepiento. Es el lugar donde tengo
que estar ahora.
¿Hay algún viaje que
marcara un antes y un después en tu trabajo?
Por no tener guita, no viajé cuando era más joven. Mi primer viaje
largo e importante fue mi luna de miel (hace cinco años). Conocer Europa me
abrió la cabeza.
¿Cuándo te das cuenta
de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cada
vez que lavo los platos y lo pienso.
¿Sentís que tenés un
sistema personal de trabajo?
Soy el caos.
¿Qué hay en tu lista
de cosas pendientes?
Conocer Islandia,
volver a enamorarme (y ser correspondida, claro, porque enamorarse solo es muy
fácil), llevar a mi hijo a dar la vuelta al mundo, comprar una plancha, recordar
regar las plantas, seguir tatuándome.
¿Tenés un panorama
claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
Mi trayectoria como escritora no tiene todavía dos años, así que apenas
está aprendiendo a caminar.
¿Qué es lo que más te
preocupa en tu futuro?
Que la gente siga
votando mal.
¿Qué hacés cuando no
estás trabajando?
Estoy trabajando.
¿Si no te dedicaras a esto
qué estarías haciendo?
Llorando, supongo.