Escritora. Editora. Docente.
¿Cómo te definís
profesionalmente?
Ecléctica, heterogénea
y ciclotímica. Mi curiosidad nunca me deja tranquila y siempre creo que hay
algo más interesante para hacer. Nunca puedo estar haciendo lo mismo por mucho
tiempo. Algo que en el pasado viví con angustia. Sentía que nunca echaba
raíces, que el entusiasmo de lo que emprendía pensando en que "esa era mi
vocación" llegaba a agotarse pronto. Pronto había otra cosa que me
interesaba más hacer. Años de terapia me ayudaron primero a aceptar mi forma:
mi vocación es multitareas y se parece a las galletitas surtidas. Diferentes
intereses conviven y los trabajo como si se complementaran el uno al otro. Y,
segundo, aprendí a sacarle ventaja a esta forma de ser. Aprendí, en realidad,
que nada de lo que emprendo queda abandonado en el camino cuando cambio de
rumbo. Aprendí a integrar, a encontrar puntos de conexión con todas mis
vocaciones.
¿Sabés por qué te
dedicás a esto?
Hay un momento en que
una, sin darse mucho cuenta de lo que está haciendo, al tomar un rumbo, deja
inaccesibles otras puertas. Hay hasta una edad para dedicarse a una carrera
académica o dentro del mercado laboral formal. Yo ya no podría trabajar para
una empresa. Primero porque no sé bien en qué rubro podría aprovechar al máximo
mi potencial. Segundo porque para hacer carrera todos buscan empleados o
pasantes de menos de 25 años (por ser generosa con el límite de edad).
Entonces, por más que quisiera, ya no podría elegir el mundo seguro de un
sueldo holgado por mes a cambio de mi rutina diaria de 8 horas dedicadas a un
interés corporativo. En cambio, vivo con lo justo (a veces muy justo), pero
manejo mis tiempos, siempre tengo un hueco para investigar algo nuevo, siempre
tengo margen para, dentro del freelanceo y el trabajo independiente, cambiar el
rumbo.
El momento en que
elegí este rumbo fue durante la crisis de 2001. Mi hijo era pequeño y tenía la
opción de capear el temporal trabajando más horas por menos plata, asegurándome
un empleo, pero dejando de ver a mi hijo todos los días 8 horas y trabajando
esas 8 horas para pagarle a una señora que lo cuidara y así llegar a fin de mes
sin un mango de más. La otra opción era arriesgarme a llegar a fin de mes también
con los mangos justísimos, pero compartiendo más tiempo con mi hijo.
¿Qué disciplinas
resultaron fundamentales en tu formación?
No lo sé. Lo que sí sé
es que lo que resultó fundamental fue darme cuenta de que todas las
disciplinas, todo lo que estudié y estudio, todo lo que incorporé y sigo
incorporando no son conocimientos estancos que no se relacionan entre sí. Todo
se conecta. Un taller de clown sirve para pensar la escritura. La escritura
sirve para pensar un ejercicio de inglés para niños. Un ejercicio de inglés
para niños, sirve para pensar cómo enseñar español a extranjeros. Enseñar
español a extranjeros sirve para reflexionar acerca de la gramática.
Reflexionar acerca de la gramática sirve para pensar en la inclusión social, y
así... También podría relacionar la gramática con el clown, la escritura con la
inclusión social, el extranjero con el niño, y así.
¿Qué es lo más útil
que te ha enseñado tu trabajo?
La paciencia. Primero
a descubrir que es accesible a todos. Segundo que, contrario a lo que al
principio parece, te permite avanzar más rápido. También la importancia de la
generosidad. Enseñar (lo que sea que uno enseñe) requiere de una entrega
enorme. Darlo todo es la consigna. Desde mi punto de vista es mejor maestro el
que tiene 2 y te da 2 que el que tiene 10 y te da 8. Eso lo aprendí de mis
mejores maestros y así me moví siempre en todo lo que transmití.
¿Y lo más hermoso?
Ver que lo que diste,
le sirvió a alguien. Comprobar que, a pesar de que a veces en el día a día
pensás que da lo mismo hacer que no hacer lo que estás haciendo, un día
levantás la cabeza y ves un montón de gente que aprecia y agradece lo que estás
haciendo. Sobre todo me refiero a los proyectos que hago y que no me generan
ingresos económicos y que a veces me canso de sostener. Entonces, cuando estoy
muy agobiada pienso, ¿por qué seguir? ¿si da lo mismo? Pero no, no da lo mismo.
Eso te da aliento.
¿Cuáles considerás que
son tus principales fuentes e influencias creativas?
Romper con prejuicios,
envidias (propias y ajenas) y autocensura... o mejor dicho (porque lograr estas
rupturas es un fin muy exigente) trabajar día a día para detectar prejuicios,
envidias y autocensura hace que cualquier material se vuelva fuente de
creatividad. Eso en un plano muy general. En un plano muy particular, de un
tiempo a esta parte, Amanda Palmer me inspira para todo: para crear, para
promocionar y para pensar cómo estructurar mis planes a futuro.
¿Qué es lo que más te
duele a la hora de ejercer tu vocación?
No tener un pasar económico
que me permita un poco más de libertad y algunos viajes que sigo postergando
año a año.
¿Crees haber
sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
No.
¿En cuántos proyectos
laburaste el año pasado?
En dos. Uno fue
terminar de escribir una novela que me llevó como cinco años. El otro, la
editorial. Que es un proyecto que requiere de mucha energía y del que espero
que al menos se autosustente.
¿Todos llegaron a
mostrarse?
Sí. Pero la novela se
convirtió en un nuevo proyecto: corregirla.
¿Cuántos te esperan
ahora?
Bueno, si pienso la
editorial como un gran proyecto con subproyectos (cada libro, cada evento, cada
nueva estrategia) este año esperan unos 10 libros más, un evento importante por
los 5 años de la editorial y alguna que
otra cosita más.
Aparte, me queda
pendiente corregir la novela, que no sé si podré aunque sea arrancar este año.
¿Cuál es el proyecto
al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Ediciones Outsider,
sin dudas.
¿Cómo lo recordás?
¿Qué hubo de bueno y de malo?
Ayer hablaba con
Francisco Cascallares, uno de los socios, sobre esto: los proyectos de largo
aliento son como una relación. Al principio es todo bueno, como el
enamoramiento. No ves la hora de estar trabajando en ese proyecto y odiás todas
las otras ocupaciones que te roban tiempo. Pero a medida que la novedad se
pasa, el trabajo cuesta más. Y ya no todo es tan romántico. Igualmente, hay que
seguir, porque todo lo que se construyó requiere de más esfuerzo para que, en
algún momento, veas los frutos.
¿Vivís de lo que amás
o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Todo lo que hago, me
gusta. Y me ayuda a pagar las cuentas también. Esto es posible porque con muy
poco me las arreglo y porque nunca doy por sentado el trabajo. Cada día me
levanto y pienso cómo voy a hacer hoy para dar lo mejor de mí en el trabajo.
Cuando una piensa que el trabajo es un valor para los otros antes que un modo
de ganar dinero, o algo que tiene que hacerme feliz a mí, el trabajo te da lo
que necesitás para subsistir, y te da felicidad también.
Para dar un ejemplo,
hace dos años volví a la docencia con niños. Doy literatura en inglés en una
escuela primaria. Tengo muchos grados (de 4to a 7mo) y cada año siempre hay un
grupo que es un poco más problemático o difícil que el resto. En vez de
pensarlo como el grupo que no quisiera tener, lo pienso como el grupo que más
me va a hacer crecer. El desafío es lograr que el grupo "guste de
mí", como le digo a la directora cuando nos reunimos. Si el grupo se
siente cómodo conmigo, todo es posible. A eso me refiero cuando digo "dar
lo mejor de mí en el trabajo". Lo mismo sucede en otras áreas: los
talleres, las clases de yoga, los proyectos que todavía no dan rédito
económico. Lo que pasa es que no es tan visible el desafío, pero en todo lo que
uno emprende tiene el desafío de realmente dar lo mejor de una misma.
¿Con qué otras artes
te relacionas habitualmente?
Con la música, con el
teatro, pero por sobre todas las cosas, me gusta el arte de hacer de la carrera
de una un arte. Dar clases de literatura en inglés, por ejemplo, también como
un arte. No te digo que me sale siempre, pero lo intento.
¿Qué es lo más absurdo
que has hecho por amor al arte?
Poner plata pensando
en que iba a volver con creces.
¿Hay algo que no
volverías a hacer?
No sé. ¿Volvería, por
ejemplo, a poner plata en proyectos delirantes? Sí, volvería. Lo que no haría
es esperar retorno o ganancia.
¿Qué estás leyendo?
Estoy leyendo Lagunas, de Milton Läufer. Una novela
digital que cada mes tiene una versión nueva. Voy por mi primera versión.
También estoy leyendo a Kazuo Ishiguro, The
Buried Giant.
¿Qué autores
recomendás siempre?
Lorrie Moore, Neil
Gaiman, Mavis Gallant, Kazuo Ishiguro, Antonio Di Benedetto, Fernanda García
Lao, Gabriela Cabezón Cámara, Jhumpa Lahiri. No sé, seguro después me voy a acordar de mil más.
¿Qué películas volvés
a ver una y otra vez?
La fiesta inolvidable,
Pulp Fiction y en mi época de madre de un niño: Toy Story.
¿Qué artistas – de
cualquier ámbito - te resultan imprescindibles?
Amanda Palmer, Charly
García, Andrea Álvarez.
¿Qué buscás en la
gente con la que elegís laburar?
Entusiasmo. Liviandad.
Respeto.
¿A qué profesionales
de tu ámbito seguís de cerca?
En el ámbito de la
escritura, a muchos, amigos y no tanto. Estamos bastante conectados en
Facebook. No los voy a nombrar porque somos tantos y seguro me olvido de
alguno.
¿Con quién hablás
sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Depende qué área. Del área de inglés, con Mariana Goldman y Maru Dorrego. Dos amigas y artistas,
además, con las que nos nutrimos de ideas para explorar y hacer explorar a los
estudiantes.
Del área de la literatura, con mis socios
Francisco Cascallares y Jorge Churio, con Leticia Martín, Ana Ojeda, a veces le
he dado de leer mis textos a Valeria Tentoni también. Hice un taller con José
María Brindisi para terminar mi novela.
Del área del yoga, con mi hermana Natacha
Iglesias, que sabe mucho de trabajo corporal
Del área de la maternidad, a amigas con hijos
de la misma edad del mío.
¿Pedís subsidios para
tus proyectos? ¿A qué instituciones?
Con Enzo Maqueira
pedimos y conseguimos el Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires en 2010.
¿Por qué?
Era necesario para
arrancar con la editorial y fue un muy buen empujón.
¿Por qué vivís en
Buenos Aires?
Por los afectos.
Porque solo en una ciudad grande y heterogénea como esta puedo ganarme la vida
picando un poquito de acá y otro poquito de allá. Porque soy bastante
sedentaria. Porque extrañaría horrores. Porque nunca me hice la pregunta de por
qué vivo acá.
¿Hay algún viaje que
marcara un antes y un después en tu trabajo?
Hay un viaje que marca
un antes y un después de mi vida: Londres.
¿Cuándo te das cuenta
de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando ya estoy casi
embarcada o por embarcarme en él.
¿Sentís que tenés un
sistema personal de trabajo?
Seguramente, pero no
podría describirlo o identificarlo.
¿Qué hay en tu lista
de cosas pendientes?
Viajar.
Actuar y cantar.
Aprender a tocar el piano.
Volver a enamorarme.
Poner un centro cultural.
Actuar y cantar.
Aprender a tocar el piano.
Volver a enamorarme.
Poner un centro cultural.
¿Tenés un panorama
claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
No.
¿Qué es lo que más te
preocupa en tu futuro?
Terminar medio vieja
chota y que mi hijo se tenga que hacer
cargo de mí, como una responsabilidad pesada. Esto implica llegar bien con el
cuerpo y tener un plan de supervivencia económica. Lo primero me estaría
saliendo más fácil.
¿Qué hacés cuando no
estás trabajando?
Redes sociales, mate
con familia o amigos, tele, lectura. Pero excepto por el mate, todo se me
termina mezclando con el trabajo.
¿Si no te dedicaras a esto
qué estarías haciendo?
A algún otro tipo de
mezcolanza inclasificable.