La cosa es así.
Lunes, 21h.
Nos juntamos en Elefante Club de Teatro.
Catorce.
Todos con una botella de litro y medio de agua Villavicencio.
De los catorce algunos nos conocemos mucho, otros sólo de vista y otros no nos vimos nunca pero sólo uno no tiene nada que ver con el ámbito teatral.
De los catorce sólo una supera los cincuenta.
Nos reciben dos hombres. Los mismos que dan sala, apagan la luz y pasan al escenario. Son Lisandro Rodríguez y Martín Seijo. Los ¿actores?, ¿guías? Artífices de esta experiencia que tiene todo del teatro sin ser una obra. (?) ¿"Teatro de arte"? Nos enteramos de que esa terminología está en circulación. Nunca te vas a acostar, sin aprender una cosa más, ¿viste? No sabemos qué define pero el concepto está ahí, junto, al costado, enfrente o al pie de "teatro independiente". Nos preguntamos qué cosa es exactamente el teatro independiente sin ponernos mucho de acuerdo.
Así comienza a hilvanarse un encuentro donde los temas son afines, las inquietudes compartidas, las certezas brillan por su ausencia y la incertidumbre alimenta el deseo personal de cuestionarse por qué hacemos esto. ¿Qué hacemos ahí un lunes a la noche farfullando inconclusiones de las que nos sabemos parte, testigos y cómplices? Es raro. Sugerente. Divertido. Nos sentimos menos solos escuchando a los otros. Nos enteramos de diferentes motivos para dedicarse a esto. Entre todas las cosas posibles, EL ARTE. La ¿profesión? en constante crisis. Por suerte. ¿Qué haría el arte sin crisis?
"Líbranos, de los tiempos tranquilos", dicen los chinos. ¿Qué arte puede nacer del estado del bienestar? Una austriaca y una española en platea testimonian que el arte subsidiado nace muerto. La austriaca afirma ver "un bosque" en Buenos Aires. Reímos. Pero sabemos lo que ella observa. ¿Qué hay en Buenos Aires, además de mucha tradición, para que tanta gente saque tiempo y plata de donde no hay para dedicarse al teatro? Y/o a muchas otras artes, pero ahí, el lunes, estuvimos dieciséis personas hablando de teatro. Durante ¿una hora? No sabría decir. Pudo ser más. Pudimos haber seguido horas. Teníamos agua para sobrevivir varios días. Algo sucedió. Compartimos dudas. Nos llamaron "lauchas". Pensamos.
"El teatro es pese a todos nosotros", dice Ure.
La parodia está de moda y las salas alternativas fomentan el amateurismo es una experiencia a la que debieran acercarse todos los que nos dedicamos al teatro. Al arte. Porque sí.
Sepan que no hay dos lunes iguales. La obra es efímera. Saldrán documentados y con ganas de seguir buscando. Algo. Lo que sea.
"¿Recuerdan cómo eran cuando no hacían esto?"
La parodia está de moda y las salas alternativas fomentan el amateurismo
De y con: Lisandro Rodríguez y Martín Seijo.
Elefante Club de Teatro
Guardia Vieja 4257
Lunes, 21h.
Lunes, 21h.
Nos juntamos en Elefante Club de Teatro.
Catorce.
Todos con una botella de litro y medio de agua Villavicencio.
De los catorce algunos nos conocemos mucho, otros sólo de vista y otros no nos vimos nunca pero sólo uno no tiene nada que ver con el ámbito teatral.
De los catorce sólo una supera los cincuenta.
Nos reciben dos hombres. Los mismos que dan sala, apagan la luz y pasan al escenario. Son Lisandro Rodríguez y Martín Seijo. Los ¿actores?, ¿guías? Artífices de esta experiencia que tiene todo del teatro sin ser una obra. (?) ¿"Teatro de arte"? Nos enteramos de que esa terminología está en circulación. Nunca te vas a acostar, sin aprender una cosa más, ¿viste? No sabemos qué define pero el concepto está ahí, junto, al costado, enfrente o al pie de "teatro independiente". Nos preguntamos qué cosa es exactamente el teatro independiente sin ponernos mucho de acuerdo.
Así comienza a hilvanarse un encuentro donde los temas son afines, las inquietudes compartidas, las certezas brillan por su ausencia y la incertidumbre alimenta el deseo personal de cuestionarse por qué hacemos esto. ¿Qué hacemos ahí un lunes a la noche farfullando inconclusiones de las que nos sabemos parte, testigos y cómplices? Es raro. Sugerente. Divertido. Nos sentimos menos solos escuchando a los otros. Nos enteramos de diferentes motivos para dedicarse a esto. Entre todas las cosas posibles, EL ARTE. La ¿profesión? en constante crisis. Por suerte. ¿Qué haría el arte sin crisis?
"Líbranos, de los tiempos tranquilos", dicen los chinos. ¿Qué arte puede nacer del estado del bienestar? Una austriaca y una española en platea testimonian que el arte subsidiado nace muerto. La austriaca afirma ver "un bosque" en Buenos Aires. Reímos. Pero sabemos lo que ella observa. ¿Qué hay en Buenos Aires, además de mucha tradición, para que tanta gente saque tiempo y plata de donde no hay para dedicarse al teatro? Y/o a muchas otras artes, pero ahí, el lunes, estuvimos dieciséis personas hablando de teatro. Durante ¿una hora? No sabría decir. Pudo ser más. Pudimos haber seguido horas. Teníamos agua para sobrevivir varios días. Algo sucedió. Compartimos dudas. Nos llamaron "lauchas". Pensamos.
"El teatro es pese a todos nosotros", dice Ure.
La parodia está de moda y las salas alternativas fomentan el amateurismo es una experiencia a la que debieran acercarse todos los que nos dedicamos al teatro. Al arte. Porque sí.
Sepan que no hay dos lunes iguales. La obra es efímera. Saldrán documentados y con ganas de seguir buscando. Algo. Lo que sea.
"¿Recuerdan cómo eran cuando no hacían esto?"
La parodia está de moda y las salas alternativas fomentan el amateurismo
De y con: Lisandro Rodríguez y Martín Seijo.
Elefante Club de Teatro
Guardia Vieja 4257
Lunes, 21h.