El placer de encadenar la lectura de varios libros de un mismo autor.
Terminamos el año conociendo y presentando a Luciano Lutereau.
Acá varios motivos para regalarse la lectura de Los santos varones.*
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Un carácter irritable era un lujo que yo no podía permitirme.
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Suele ocurrir que las mujeres puedan desarrollar su admiración por un hombre sin el menor rastro de conflicto entre dos opciones. Una mujer puede amar a su marido y a un cantante francés al mismo tiempo. Sólo los hombres padecen como un problema el vínculo decisivo entre sus esposas y sus amantes. (...) Una mujer puede tener varios pares de zapatos y sentir la necesidad de comprar un par nuevo, porque es diferente a los anteriores. Y luego usar las mismas zapatillas todos los días.
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Elegir ciertas profesiones es como formular un decreto anticipado de tu inutilidad, a pesar de los estudios soberbios con que algunos especialistas - y éstas son realmente las personas que no sirven para nada - pretenden demostrar que todos somos perfectos y que llevamos dentro de cada uno una estrella, o un don diferencial que nos habilitaría a hacer cosas que nadie más puede hacer, quehaceres con los que seríamos únicos y hermosos.
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"No tenés que tenerle miedo a la oscuridad, porque Dios siempre te va a estar mirando". Y entonces sentí un horror profundo frente a la mera idea de que la oscuridad pudiese revelar un perfil atemorizante, como si un espacio emancipado fuera restringido a la condición de propiedad vigilada. A partir de ese momento comencé a temerle a las palabras de mi madre. Luego a las palabras, simplemente.
* Los santos varones, Factotum ed. Bs. As., 2011.