"Lo besó y el sapo no se convirtió en nada", Birmania.
Hay obras que parecieran nacer de un recuerdo. Obras que poseen la naturaleza de un caleidoscopio y que según las mirás, cambian, te muestran otra cosa, algo que por momentos parece un sueño y al instante siguiente es un retrato. La única manera (de contar esta historia es con mandarinas) es así.
Quizá algunos la vieron hace tiempo. Se estrenó en el 2006 y supo ir y volver encandilando siempre a un público perplejo que celebraba las actuaciones y la delicadeza del universo femenino desplegado en su historia. La única manera... se presenta como adaptación libre de "Final de juego", el cuento de Cortázar. Un ejemplo brillante de como la lectura de un texto abre universos tan dispares como infinitos. No sólo Cortázar está presente. Hay un fondo constante de cuentos infantiles, un hermoso homenaje a Mujercitas, un guiño para Shekaspeare, un aire chejoviano... Citados todos ellos como pares, como compañeros de juego de esas tres hermanas para las que el tiempo se detuvo una mañana cualquiera.
"Y yo igual. Cortando el mismo clavel y viendo las mismas nubes", afirma Alaska.
La única manera... abre ese raro baúl de los recuerdos que es la infancia. Ana Scannapieco, en su inolvidable composición del personaje de Birmania, nos conduce de vuelta a esas tardes de juego donde todo es posible. El cuento repetido, la canción, la clase impartida a unos muñecos serios que siempre se equivocan, la tiendita que se atiende como por vez primera... Pero también la duda, el llanto, los castigos, las preguntas que nadie nos responde, el miedo, saber que nos engañan o no nos dicen todo. La trampa de ser niño y quedarse en el borde de las cosas el tiempo suficiente como para cortarse.
"Y yo me quedé como si se me hubieran roto los anteojos", recuerda Holanda.
Tres eran tres las hermanas del cuento. El tiempo detenido para todas. Y el pasado como sueño al que volver. O como pesadilla de la que nadie nos despierta. "Vos te quedás acá, en este rincón, durante toda tu vida", castiga Birmania.
Si La única manera (de contar esta historia es con mandarinas) fuera un juguete, sería una de esas muñecas agotadas que alguien perdió en un parque un domingo de lluvia. Y cuando queda sola, la muñeca sonríe.
La única manera (de contar esta historia es con mandarinas)
Dramaturgia y dirección: Melisa Hermida, Ana Lidejover.
Con: Sabrina Gómez, Magdalena Grondona, Ana Scannapieco.
Diseño de luces: Omar Possemato.
Realización de escenografia: Julián Villanueva.
Música: Jackson Souvenirs.
Producción: Mechi Longo Brea.
Dirección de arte y vestuario: César Taibo.
www.tresmandarinas.blogspot.com
CUATRO ÚNICAS FUNCIONES: viernes 12, 19 y 26 de octubre. Y 2 de noviembre. 21.30hs.
Reservas sólo por teléfono: 4775 5697.