Y está bien que así sea. El Bululú es una suma de muchas tradiciones, vidas y talentos, pero no creemos estar desencaminados si vemos en la suma de todos ellos una historia de amor. Amor infernal y apasionado por la historia del teatro, por la palabra, por la tradición y la cultura teatral, por los orígenes reivincados con la sencillez del que se sabe parte de un azar infinito donde se es pieza chica de un juego tan antiguo como el tiempo.
El Bululú, como señala Guzmán en el programa, "no piensa cederle a la eternidad ni una sola parcela del teatro que le pertenece y será un clásico, sólo con la la intención de ser vigente. (...) El Bululú dice que los recuerdos son trapos viejos y que sólo una buena confección los vuelve memoria".
Y sí, señor, el Bululú cumple todo lo que dice. Nos lleva de la mano dejando que intuyamos y fantaseemos con algunos misterios de la cultura boliviana, pero no entiende de mapas, porque el Bululú está hecho para el eterno viaje. La tradición dice que vaga desde el s.XVI por los caminos, que posee cada tanto a un hombrecito y lo convierte en casi cualquier cosa que él desee. Y así, de siglo en siglo, José María Vilches, el actor español de voz de quien Guzmán conoció la tradición del Bululú, supo llegar a Argentina y encontrar al mejor de sus descendientes de estirpe para que continuara su legado: Osqui Guzmán.
El Bululú es Guzmán. Y todos los que vieron y verán en algún momento este unipersonal no dudarán en afirmarlo. Este exquisito laburo rescata tradiciones diferentes y versos clásicos pero sólo para revitalizarlos en el cuerpo, la voz, el increíble talento y la historia de vida, de Guzmán, que no dudó (o sí, "pero qué importa") en apropiarse de aquel espectáculo de Vilches, no para reproducirlo, si no para adaptarlo, cosiendo y descosiendo cada pequeño retazo, hasta lograr ese hilado de naturaleza alucinante que empieza y termina en él, en su humor, su pasado, su generosidad para pensarnos como público inteligente, sensible y atento. Guzmán quiere y sabe hacernos reír con un virtuosismo al que nunca haríamos justicia con nuestros pobres comentarios. Pero no sólo a la risa nos llama. Nos conmueve con la excelencia del que apuesta por lo más sencillo y humano: la potencia del relato cuando nos pertenece. Lo genuino del que se sabe con una historia que contar y conoce la mejor de las formas para hacerlo.
El Bululú es un milagro. Una gran lección de dramaturgia, dirección y actuación que hace que cualquiera que ame esta profesión sienta el profundo deseo de mejorar, de seguir, de comenzar de nuevo. Una experiencia inolvidable.
Gracias, Osqui.
Sólo quedan seis funciones. Vayamos a todas.
El Bululú
Autoría: José María Vilches.
Versión de: Leticia González de Lelllis y Osqui Guzmán.
Actúa: Osqui Guzmán.
Escenografía, diseño de luces y vestuario: Graciela Galán.
Diseño de vestuario: Gabriela A. Fernández.
Música: Javier López Del Carril.
Entrenamiento musical: Javier López Del Carril.
Asistencia de dirección: Leticia Gonzalez De Lellis.
Coreografía: Pablo Rotemberg.
Dirección: Mauricio Dayub.
www.facebook.com/elbululudeosquiguzman
TIMBRE 4
México 3554
JUEVES 21h