Alguna que otra vez vamos a ver una obra amparándonos en un sólo nombre. Un director, un dramaturgo, un actor... Y cuando ese impulso es recompensando de manera tan grata como es el caso, hay mucho para agradecer y toca recomendar.
Siguiendo a Walter Jakob fuimos hoy parte del público privilegiado de No soy un caballo, obra dirigida por Eduardo Pérez Winter cuyo texto se armó en base al trabajo de improvisaciones de los actores: Walter Jakob, Diego Cremonesi y Francisco Egido. Si este detalle no se aclarase en el programa difícilmente podría intuirse que se trata de un texto de creación colectiva porque hay un universo certero, concretísimo y muy sólido - infrecuente cuando se mezclan plumas - que no se limita a lo que nos muestran si no que se expande logrando que les sigamos en los más variados espacios: un caserón, un campo cualquiera en un pueblo de provincia, una pulpería, un establo... Así de inmensa llega a ser la sala de Silencio de Negras gracias al exquisto trabajo de dirección y puesta donde explotando el juego que pueden dar dos puertas y sirviéndose de unos pocos elementos indispensables los actores nos llevan y nos traen a donde quieren.
La historia atrapa por la rotundidad de unos personajes que rebosan humanidad por los cuatro costados. Tres amigos de esos que creen conocerse profundamente. Un fin de semana en el campo para que uno de ellos resuelva ciertas burocracias, venda las últimas cosas de valor que quedan ahí y pueda saldar unas deudas de la familia. En el lote de venta hay dos caballos que pertenecían al abuelo... Y en esos caballos se cifra algo de la memoria viva de Esteban, el nieto que ahora debe hacerse cargo de la venta y liquidar de golpe mucho más que unas deudas. Un texto inteligente y lleno de humor donde es imposible no reconocerse y aún más difícil no empatizar con todos y cada uno de los personajes a los que se nos presenta de ese modo sutil y eficaz que no permite juicios apurados sobre ninguno de ellos.
Repasamos: un texto interesante, inteligente y lleno de humor, una investigación creativa y original sobre el uso del espacio, una puesta en escena donde abunda el (in)genio y, por si fuera poco, muy buenas actuaciones. Una propuesta que nos ayuda a recordar que no hay nada que el teatro no pueda. Esta noche todos compartimos establo con dos lindos caballos.
No soy un caballo termina su temporada 2011 el último miércoles de noviembre, pero volverá el año que viene. Agenden ya los miércoles que quedan y aprovechen para conocer Silencio de Negras, una de las salas de ARTEI que merece la pena conocer.
No soy un caballo
Dramaturgia y dirección: Eduardo Pérez Winter.
Actúan: Diego Cremonesi, Francisco Egido, Walter Jakob.
Vestuario: María Sábato.
Escenografía: Carla Balboa.
Iluminación: Adrian Grimozzi.
Realización de escenografia: Hernán Ghioni.
Operación técnica: Brenda Bianco, Alejandro Suárez Pryjmaczuk.
Fotografía: Julieta Exposito, Facundo Miguel Nívolo.
Asistencia de dirección: Hernán Ghioni.
Colaboración general: Laura Gonzalez Miedan, Rocío Pichon Rivière.
Silencio de Negras, miércoles 21hs.
Luis Sáenz Peña 663.
Reservas: 4381-1445
www.silenciodenegras.wordpress.com
Siguiendo a Walter Jakob fuimos hoy parte del público privilegiado de No soy un caballo, obra dirigida por Eduardo Pérez Winter cuyo texto se armó en base al trabajo de improvisaciones de los actores: Walter Jakob, Diego Cremonesi y Francisco Egido. Si este detalle no se aclarase en el programa difícilmente podría intuirse que se trata de un texto de creación colectiva porque hay un universo certero, concretísimo y muy sólido - infrecuente cuando se mezclan plumas - que no se limita a lo que nos muestran si no que se expande logrando que les sigamos en los más variados espacios: un caserón, un campo cualquiera en un pueblo de provincia, una pulpería, un establo... Así de inmensa llega a ser la sala de Silencio de Negras gracias al exquisto trabajo de dirección y puesta donde explotando el juego que pueden dar dos puertas y sirviéndose de unos pocos elementos indispensables los actores nos llevan y nos traen a donde quieren.
La historia atrapa por la rotundidad de unos personajes que rebosan humanidad por los cuatro costados. Tres amigos de esos que creen conocerse profundamente. Un fin de semana en el campo para que uno de ellos resuelva ciertas burocracias, venda las últimas cosas de valor que quedan ahí y pueda saldar unas deudas de la familia. En el lote de venta hay dos caballos que pertenecían al abuelo... Y en esos caballos se cifra algo de la memoria viva de Esteban, el nieto que ahora debe hacerse cargo de la venta y liquidar de golpe mucho más que unas deudas. Un texto inteligente y lleno de humor donde es imposible no reconocerse y aún más difícil no empatizar con todos y cada uno de los personajes a los que se nos presenta de ese modo sutil y eficaz que no permite juicios apurados sobre ninguno de ellos.
Repasamos: un texto interesante, inteligente y lleno de humor, una investigación creativa y original sobre el uso del espacio, una puesta en escena donde abunda el (in)genio y, por si fuera poco, muy buenas actuaciones. Una propuesta que nos ayuda a recordar que no hay nada que el teatro no pueda. Esta noche todos compartimos establo con dos lindos caballos.
No soy un caballo termina su temporada 2011 el último miércoles de noviembre, pero volverá el año que viene. Agenden ya los miércoles que quedan y aprovechen para conocer Silencio de Negras, una de las salas de ARTEI que merece la pena conocer.
No soy un caballo
Dramaturgia y dirección: Eduardo Pérez Winter.
Actúan: Diego Cremonesi, Francisco Egido, Walter Jakob.
Vestuario: María Sábato.
Escenografía: Carla Balboa.
Iluminación: Adrian Grimozzi.
Realización de escenografia: Hernán Ghioni.
Operación técnica: Brenda Bianco, Alejandro Suárez Pryjmaczuk.
Fotografía: Julieta Exposito, Facundo Miguel Nívolo.
Asistencia de dirección: Hernán Ghioni.
Colaboración general: Laura Gonzalez Miedan, Rocío Pichon Rivière.
Silencio de Negras, miércoles 21hs.
Luis Sáenz Peña 663.
Reservas: 4381-1445
www.silenciodenegras.wordpress.com