Para escucharte mejor






















Escribo para escucharte mejor, diría el lobo amable. 
Para vibrar tu eco entre mis huesos,
tu huella sobre el tiempo.
Escribo porque afuera hay un infierno
y acá elijo creer que estamos juntos. Somos.
Seguimos ejerciendo la existencia,
su misterio absoluto, su sinrazón escuálida.

La palabra maldice, miente, insulta
y sabe hace doler la eternidad.
Pero también abraza, salva, logra.
Permite el imposible.
La palabra es la piedra siempre a mano.
La puntería, claro, es otra cosa.

Escribo para escucharte mejor.
Soy la luz que atraviesa otro domingo inútil
donde el cansancio, el miedo y sus hermanos
nos visitan de nuevo.

Escribo mientras pienso en la jurisprudencia
de la felicidad de los idiotas,
en su soberbia terca de bestia amaestrada.
Nos quiero porque somos la vicecontra exacta,
la cicatriz perfecta, inolvidable,
la excusa más amarga para el brindis. 

Escribo porque soy incapaz de abrir con bisturí
el corazón de un mundo como éste,
ni tan siquiera el mío,
cuya existencia atañe a mi forense.
Soy este ejército de hormigas pensamiento
que incendia discreciones y avanza la conquista
de otro futuro en llamas.

Escribo para escuchar los gritos que aún no damos. 
Porque puedo y deseo estar con vos. Ahora.


No nació un dios sin sed. 



m.trigo