Patricio Abadi


Actor, director, dramaturgo y docente. 

¿Cómo te definís profesionalmente?
Como un poeta orientado al escenario.
¿Sabés por qué te dedicás a esto?
Es la primera vez que voy a responder la verdad: No.
¿Qué disciplinas resultaron fundamentales en tu formación?
Ser bueno para nada es algo que me acercó al teatro.  
¿Qué es lo más útil que te ha enseñado tu trabajo?
Que nadie tiene la verdad sobre lo que vos podés o no podés.  Ni vos lo sabés. Menos lo va a saber otro. Nadie te sube a baja el pulgar. Ni un profesor, ni un pariente ni un director. Nadie. Se vos, sigue andando como un buey, frase fusión de Iorio con el Bocha Sokol aplicable a esto.
¿Y lo más hermoso?
Tres cosas: 1) Entrar en algunos trances que sin la actuación no hubiera experimentado. 2) Escribir: La libertad para volcar melódicamente todas las locuras 3) La gente que fui conociendo. El teatro es mi lugar en el mundo. No para de darme amigos, maestros, risas, dificultades, nuevas familias. Fue mi reformatorio, es mi campo de desarrollo y posiblemente sea mi tumba.
¿Cuáles considerás que son tus principales fuentes e influencias creativas?
La realidad. Si afino la lupa todo lo que imagino lo encuentro allá. No hay cosa más desopilante que los mecanismos de la realidad.
¿Qué es lo que más te duele a la hora de ejercer tu vocación?
La ansiedad.
¿Crees haber sacrificado algo importante para dedicarte a esto?
Algunos casamientos. Ah ¿Importante? No.
¿En cuántos proyectos laburaste el año pasado?
Doce. Antihéroe off, Frida Kahlo, Isla Flotante, Montajes Oníricos, Ya no pienso en matambre ni le temo al vacío, Teatro por la Identidad, el libro Teatro Reunido, Variettucci, los ciclos Superclásicos y Pecados Capitales y dando clases. Doce proyectos, si es que no me estoy olvidando de alguno.
¿Todos llegaron a mostrarse o estrenarse?
Afortunadamente, sí.
¿Cuántos te esperan ahora?
La presentación de mi libro Teatro Reunido en el Festival de Novísima Dramaturgia, El festival Grecia Colmenares I que creamos con mis compañeros de Onírico, Frida Kahlo con la bestia de Jimena Anganuzzi,  Antihéroe otra vez  y la reposición de una obra que narra el amor entre dos artistas, actuada brillantemente por Umbra Colombo y Laura Lopez Moyano. Me refiero a La poeta y su novia actriz. Solo se harán 4 funciones en El Extranjero. Esa obra es una de mis debilidades. Además vuelve Onírico Varieté y un estreno  en el C.C.C. en septiembre. Actuaré un nuevo texto que estoy terminando bajo dirección de Paula Marrón.
¿Cuál es el proyecto al que dedicaste más tiempo hasta la fecha?
Ya no pienso en matambre ni le temo al vacío. El año que viene cumple diez años. Es como un tatuaje en nuestras vida. Y lo celebraremos como tal.
¿Cómo lo recordás? ¿Qué hubo de bueno y de malo?
Como mi bautismo. De malo, la inexperiencia y de bueno, la frescura de esa inexperiencia.
¿Vivís de lo que amás o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas?
Hago de todo. Ahora me dieron una cátedra de actuación 3 en la U.P. Es una linda oportunidad para seguir generando recursos en lo que a uno le gusta y también para dejar el celular por un rato para transmitir algo de lo que uno va sintetizando. Enseñar, enseña.
¿Con qué otras artes te relacionas habitualmente?
Soy fanático de la música aunque pésimo bailando y negado para el canto o los instrumentos. La única música que más o menos me abrió la puerta es la de la escritura.
¿Qué es lo más absurdo que has hecho por amor al arte?
Dedicarme a él.
¿Hay algo que no volverías a hacer?
No.
¿Qué estás leyendo?
Sobre el Rock Nacional, de Martín Zarriello que me pasó mi hermano, Las puertas del viento, que me regaló mi amigo Carlos Belloso del maestro Alberto Laiseca y algunas cosas que le leo a mi hijo antes de dormir.
¿Qué autores recomendás siempre?
Borges, Arlt, Fontanarrosa, Laiseca, Sam Shepard, Fabián Casas, Osvaldo Soriano y los poetas del Rock Nacional que no son menos de veinte.
¿Qué películas volvés a ver una y otra vez?
Héroes, Rocky, Blow, Carne Trémula.
¿Qué artistas – de cualquier ámbito - te resultan imprescindibles?
El Indio, Charly, Sokol y Kartun.
¿Qué buscás en la gente con la que elegís laburar?
Que tengan ganas, disciplina y se relacionan de manera cordial.
¿A qué profesionales de tu ámbito seguís de cerca?
A Belloso, Caro Babich y a Laura López Moyano.
¿Con quién hablás sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza?
Tengo sociedades creativas por proyecto. Últimamente trabajo mucho con Paula Marrón, una directora notable. Me divierto creando cosas con Caro Babich, Ariel Gigena, Hector Gilligan. Con Debora Sashita Torre, Maurito Gianera, Juan Codazzi hicimos emerger Onírico. Con Sasha hicimos bocha de obras, actuando, generando, todo terreno . Y en Matambre tocamos de primera con Umbra Colombo. Hace tiempo mantengo una dialéctica muy querida con Antonella Sturla, una dinamita perfecta entre intelectual de Puan y teatrista de cepa.  Mariano Mizrahi, Nati Farano, Junior Lareo, Sofi Vilaro, Ceci Layus, Luli Buchi, Alfre Stuart, Pablo Scavino, Ananieves Ventura, Ricardo Dubbatti, Ana Clara Schauffele, Sergio Barattucci, Guillermina Porthé, Marigela Ginard, Ricardo Sica, Mucio Manchini, Rominga Juejati, Julio Molina, Marcelo Frasca, Laura Mourenza, Roberto Abadi,  La Loba Lorena. Más otros que no nombre, más otros que injustamente estaré omitiendo. Ellos fueron centrales por algo, por MATAMBRE, por ONÍRICO, o por diversos proyectos en diferentes momentos. Todos ellos más muchos otros, son gente que  admiro y además quiero y sospecho que ellos me quieren también, o al menos también les gusta jugar conmigo como a mí con ellos. Y eso es más concreto, es una forma dinámica del afecto.
¿Pedís subsidios para tus proyectos? ¿A qué instituciones?
Sí, a Proteatro INT y FNA. Son fundamentales esos apoyos porque te permiten fortalecer la estética.  No por volver ostentoso el teatro sino como medio para materializar imágenes poéticas. Contratar un buen iluminador, una escenógrafa, etc. Hoy en día, es algo que sin apoyo es inaccesible. Y la ausencia de expertos en cada área de la obra, va en detrimento del espectáculo.
¿Por qué vivís en Buenos Aires?
No sé. Pero me gusta. Mucho.
¿Hay algún viaje que marcara un antes y un después en tu trabajo?
Brasil.
¿Cuándo te das cuenta de que tenés un nuevo proyecto entre manos?
Cuando el zumbido de la mosca no para.
¿Sentís que tenés un sistema personal de trabajo?
No. Va variando.
¿Qué hay en tu lista de cosas pendientes?
Me gustaría cuando sea grande poder actuar alguna vez con mi hijo. O jugar picado. Compartir con él algunos de mis dos juegos favoritos. El teatro y el fútbol. Pero si no se da me acoplaré a otros juegos. Jugar con él.
¿Tenés un panorama claro de lo que vendría siendo tu trayectoria?
Sí. Sería mentira si dijera que no pienso " mi obra" aunque suene pomposo, como un rompecabezas donde me gusta ser diverso, huidizo y no atrapable en una estética capturada.
¿Qué es lo que más te preocupa en tu futuro?
Nada. Es decir, todo.
¿Qué hacés cuando no estás trabajando?  
Imagino. Paseo con mi novia. Disfruto de mirar a través de sus ojos. Descansar de los míos y reírme con ella. Bebo con amigos. Paso tiempo con mi hijo, comparto momentos con él y con su madre. Juego al fútbol, hago cuentas, terapia y me vuelvo loco más de quince veces por día.
¿Si no te dedicaras a esto qué estarías haciendo?
No lo sé. Imagino que psicológicamente hubiera estado mucho peor si no se me hubiera cruzado el teatro. El teatro amortiguó la caída.