"Elegía didáctica"

"La mirada de la crítica es una polémica sin objeto
y solo busca una superficie
para desplegar sus propias contradicciones internas.
Si las condiciones lo permiten, un dibujo puede volverse significativo,
pero solo en función de su búsqueda de significado.
No es que el significado sea mera apariencia.
El significado es verdadero pero impermanente.
En efecto, la mera apariencia de significado es significativa.
La llamamos "política".

La lírica es un trastorno estelar.
La relación entre el yo lírico y el poema lírico
es como la relación entre una estrella y la luz de las estrellas.
El poema y el yo no son jamás idénticos, y su distancia puede medirse en tiempo.
Algunos poemas líricos se hace visibles mucho después de que deja de existir lo que los originó. (...)

La crítica se repite en busca de énfasis.
Pero, dado que la repetición enfatiza solamente el fracaso del sentido,
incurre en una contradicción.
Cuando las contradicciones son intencionales se vuelven líricas,
y la ausencia del yo se experimenta como una presencia.

Si acaso la lírica negativa llega a existir, afectará a la monotonía
sin efecto alguno.
El fracaso de la monotonía será una expresión de profundidad.

Las torres caen de manera didáctica.
Cuando una torre cae en la práctica también cae en teoría.
Entonces, los acontecimientos rápidos expresan significados
que exigen conmemoraciones,
conmemoraciones verticales en paz con la negatividad.

¿Debemos conmemorar las torres o la caída de las torres?
¿Habrá alguna conmemoración que supere la elegancia de la ausencia?
O tal vez, in memoriam, deberíamos destruir otra cosa.

Creo que deberíamos trazar una gruesa línea negra sobre un campo que,
con excepción de ella, esté en blanco.
Si podemos clausurar toda interpretación ulterior del acontecimiento
podremos evitar que la caída se convierta en una obra maestra.

La clave es planificar lo menos posible el acto de conmemoración.
Al planificar lo menos posible nos negamos a atribuir valor donde no lo hay.
La violencia no es moderna aún; es incapaz de aceptar las limitaciones de su medio.

Cuando la violencia cobra conciencia de su mediación y pierde su objeto
empieza a parecerse al amor.
El amor es negativo porque disuelve
todos los detalles y los transforma en una experiencia de la forma.
Negarse a atribuirle significado a un acontecimiento es interpretarlo con amor.

En consecuencia, la falta de sentido del dibujo es significativa
y la incapacidad de salir a buscar valor es heroica.
¿Esto es todo lo que queda de la poesía?

La ignorancia que se ve a sí misma es elegía".









Ben Lerner


Fragmento de "Elegía didáctica", Elegías Doppler, ed. Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015.




De ratones y hombres

"Salir a cosechar / cada mañana / disgustos / sobresaltos / por dinero. / Regresar en la noche / a una casa vacía / de antemano / a un sueño / abandonado. / Llamamos vida / a eso"

Escribí esos versos hace unos días y hoy, después de ver Auxiliar de María García de Oteyza y Rocío Literas, los recordé porque González, el personaje que interpreta Horacio Nin Uría, los encarna. Y también, por esos zappings caprichosos del sentido, recordé la novela de Steinbeck, De ratones y hombres, donde la supervivencia es una tragedia errante.

González no vagabundea por el mundo, es un hámster más atrapado en su ruleta de ocho horas, haciendo kilómetros como asistente de una fiscalía a la que alguna vez llegó impulsado por el héroe de su infancia, el Super Ratón. González se hizo abogado para luchar por las causas justas. Un objetivo que en pocos años se ha difuminado. Su trabajo es su condena, una perpetua donde ve encadenados a todos los que le rodean. Es un hámster que se sabe hámster y eso, obviamente, lo mantiene aún a salvo de mayores corrupciones pero aislado. Es un náufrago en su casa. Una casa convertida en extensión de la oficina donde fantasea con la posibilidad de resolver un caso cuya argumentación recuerda a demasiadas películas. 

González ya no llora ni queriendo. Practica el aburrimiento como defensa ante un mundo que no perdona la falta de entusiasmo, la pausa o el silencio. Es patético, cobarde y cuenta con un único interlocutor al que convierte en testigo y cómplice de sus justificaciones y con quien, din darse cuenta, vuelve a jugar como cuando era niño convirtiendo lo que le rodea en lo que más necesita: compañía y trinchera. 

González fantasea con la muerte deseando que sea algo muy distinto a lo que vive. 

La dramaturgia avanza coherente desvelándonos la intimidad de un hombre con el que, inevitablemente, tendremos algo en común. Nin Uría trabaja con sobriedad una expresividad lacónica donde el humor del texto acierta a vibrar en el momento justo. La puesta, despojada, se convierte en una extensión de la desolación del personaje y nos hace pensar en esos treinta metros cuadrados de alquiler que el mercado insiste en vendernos como tumba donde morir un poco cada día. 

En los tiempos que corren elegir la desesperación y la soledad como tema va más allá de una mera inquietud estética. Frente al desperdicio de tantísimas vidas malgastadas en trabajos que nos encadenan a un sistema fracasado, frente a una humanidad que elige poseer la memoria de los peces, nunca está de más que la ficción refleje aquello que en la vida hemos aprendido a obviar a cualquier precio. 


Auxiliar

Texto: María García De Oteyza, Rocío Literas.
Actúa: Horacio Nin Uría.
Escenografía: Esteban Siderakis.
Diseño de luces: Román Tanoni.
Fotografía: Pia Leavy.
Asistencia de dirección: Rocío Literas.
Dirección: María García De Oteyza.


La Vieja Guarida

Guardia Vieja 3777
Domingos 20h.

Nacho Abad








Escritor








¿Cómo te definís profesionalmente?  

A veces escribo y hay gente que lo lee, aunque realmente esa no sea mi profesión. 

¿Sabés por qué te dedicás a esto? 

De crío tenía una letra penosa y me obligaban a hacer horas y horas de caligrafía. Aquello no era lo que se dice un planazo, así que por puro aburrimiento probé a combinar las palabras de un renglón con las del anterior. "Dame un kilo de chocolate. Haré un hoyo de arena", se convirtió en "Dame un hoyo de un kilo, haré chocolate de arena". Más que llegar a la literatura, me tropecé con ella. 

¿Qué disciplinas resultaron fundamentales en tu formación?

Tuve una profesora de música muy guapa.  

¿Qué es lo más útil que te ha enseñado tu trabajo?

Sólo he aprendido cosas inútiles de la literatura. En ese sentido he sido muy afortunado. 

¿Y lo más hermoso?

Con las palabras adecuadas, cualquier mierda perversa puede resultar poética.

¿Cuáles considerás que son tus principales fuentes e influencias creativas?

Las noticias de sucesos de los periódicos de provincias. También los obituarios. Y cinco tomos antiguos de la Espasa Calpe que alguien olvidó en mi casa. 

¿Qué es lo que más te duele a la hora de ejercer tu vocación? 

La postura. Cada vez tengo más problemas de espalda. Creo que la plenitud estará en aprender a escribir abandonando la postura de escritor. 

¿Crees haber sacrificado algo importante para dedicarte a esto? 

Al contrario: creo que me he concedido muchas licencias pensando que escribir te da patente de corso. 

¿En cuántos proyectos laburaste el año pasado? 

Hice algunos textos para un blog desparecido, El butano popular. Grabé un cortometraje que aún estamos montando. Escribí un pequeño libro de poemas. Sí, perdí mucho el tiempo.

¿Todos llegaron a mostrarse o estrenarse? 

Este año estrenaremos el corto y me prometí a mí mismo no volver a publicar más versos. 

¿Cuántos te esperan ahora?

Otro vídeo, otro blog, más poemas. Esto es una rutina imprevisible. 

¿Cuál es el proyecto al que dedicaste más tiempo hasta la fecha? 

Talita cumi, un libro de viajes escrito por alguien que no viaja. 

¿Vivís de lo que amás o tenés otra actividad que ayuda a pagar las cuentas? 

Tengo un empleo remunerado y gris. 

¿Con qué otras artes te relacionas habitualmente? 

Vídeo,  y en mi casa casi siempre hay músicos. 

¿Qué es lo más absurdo que has hecho por amor al arte? 

Muchas cosas ridículas pero ninguna absurda. Ojalá hubiera sido al revés. 

¿Hay algo que no volverías a hacer? 

No volvería ha hacer nada de lo que he hecho. ¿Para qué repetir? 

¿Qué estás leyendo? 

Pamuk. 

¿Qué autores recomendás siempre? 

Celine, Melville, Stevenson. Si me preguntas mañana, con toda seguridad será otros. 

¿Qué películas volvés a ver una y otra vez? 

 Creo que la que más veces he visto es Pulp Fiction, y sí, probablemente la veré otra vez. 

¿Qué artistas – de cualquier ámbito - te resultan imprescindibles? 

No hay nadie, pero durante mucho tiempo hubiera dicho que Olga Orozco. 

¿Qué buscás en la gente con la que elegís laburar?

Que sean brillantes. 

¿A qué profesionales de tu ámbito seguís de cerca?

Hay muchos a los que aprecio bastante, pero querer, sólo quiero a Vilas. 

¿Con quién hablás sobre tu trabajo? ¿Pedís consejo o asesoramiento a alguien de confianza? 

Cuando murió mi perrita me di cuenta de que es cierto: este es un trabajo solitario. 

¿Pedís subsidios para tus proyectos? ¿A qué instituciones? 

Algún día seguiré los pasos de Levrero.

¿Por qué?

 Los subsidios y las becas tienen mala prensa, pero Levrero hizo algo muy hermoso. 

¿Hay algún viaje que marcara un antes y un después en tu trabajo? 

Peñaranda de Bracamonte. Llamándose así, esperaba encontrar un lugar impar, pero en realidad es un pueblo más de Castilla que podría llamarse de cualquier otra manera y seguiría siendo el mismo pueblo. Da que pensar. 

¿Cuándo te das cuenta de que tenés un nuevo proyecto entre manos?

Paso muchas horas preparando proyectos que no llevaré nunca a cabo.

¿Sentís que tenés un sistema personal de trabajo? 

Antes de comenzar a escribir veo cantidades industriales de porno. 

¿Qué hay en tu lista de cosas pendientes?

Ahorro para comprarme un "dos caballos" rojo. 

¿Tenés un panorama claro de lo que vendría siendo tu trayectoria? 

"Fracasa otra vez, fracasa mejor" 

¿Qué es lo que más te preocupa en tu futuro? 

El futuro es cuando todos morimos, y así dicho parece una puta mierda.

¿Qué hacés cuando no estás trabajando?  

Pierdo el tiempo en las redes sociales, veo pelis, me emborracho.  

¿Si no te dedicaras a esto qué estarías haciendo?

El Mal, sin duda. 





Groenlandia

El Festival Temporada Alta de Timbre 4 recibe este año producciones de otros países latinoamericanos. A las obras españolas se sumaron este año mexicanas, uruguayas y chilenas. Groenlandia llegó desde Santiago de Chile dirigida por Ángela Cabezas. Un texto de la francesa Pauline Sales donde la actriz Javiera Osorio Ghigliotto pareciera vivir hace mucho más de un año, a juzgar por la organicidad con la que transita su compleja poética. El texto aborda los intersticios de la maternidad desde la voz verborrágica e hiperactiva de una mujer para quien la realidad no es suficiente. 

Contra el aburguesamiento de la existencia y la "muerte moral", contra la desidia de lo cotidiano y el fin del amor, contra la soledad y la tristeza repentina e injustificada, dispuesta a abordarnos en el momento más inesperado, la protagonista de este texto, viaja. Viaja con la palabra. Construye para su pequeña hija relatos donde la realidad es tan desmedida como cierta, o tan delirante como dolorosa. Y elabora para ambas un plan de fuga, un viaje a todos los orígenes. Destino final, Groenlandia. 

Groenlandia se convierte en la patria originaria de su maternidad, en el lugar donde la aventura aún es posible, donde todo está por comenzar. Hacia allá, hacia adelante, camina con su pequeña hija todos los días, sin llegar nunca, pero avanzando siempre. 

Javiera Osorio entra y sale con vitalidad y entusiasmo de la peripecia del relato de uno de esos días. Uno donde las cosas llegan un poco más lejos de lo habitual, un día donde todos los cuentos podrían descarrilar en drama. La madre necesita un proyecto secreto con el que alimentar la esperanza de sus días, convierte a la hija en cómplice de su deseo, en compañera de viaje hacia la ruta de lo inexplorado. La idea del abandono de esa hija, "mi lechucita, mi lobo", reaparece una y otra vez generando para el espectador el atractivo de una voz que no tiene todo decidido, una voz que en cualquier momento puede opinar lo contrario de lo dicho y reír y llorar al mismo tiempo. 

La dirección desmantela desde la puesta esa construcción y, a medida que la obra avanza, aparece la actriz opinando sobre el relato y sobre la madre, cuestionando nuestro rol de observadores. 

Groenlandia es una reflexión poética y original sobre la maternidad y sus vértices menos transitados. Nos permite recordar que en cada madre late una naturaleza misteriosa y única que a menudo se aleja de la floreada estampa que estereotipa ese rol condenándole a la felicidad sin mácula. 

La obra planea un itinerario de gira para este año. Si la ven por ahí, lleguen hasta Groenlandia


Groenlandia

Dramaturgia: Pauline Sales
Traducción: Milena Grass
Elenco: Javiera Osorio Ghigliotto
Dirección: Ángela Cabezas
Diseño Escenográfico: Ángela Cabezas
Iluminación: Julio Escobar Mellado
Mundo sonoro: Julián Hornig (selección y edición musical)
Compañía: La Máquina del Arte
Producción: La Máquina del Arte
Fotografías: Rodrigo Hernández
Prensa TABA: Marisol Cambre