21 de octubre de 2015

Cómo hablar de una película que pareciera haber existido desde siempre, que sigue cumpliendo años pero que ahora es más joven que nosotros. La película que abrió de una patada la puerta del tiempo y nos enseñó que sí, se puede viajar a través de él, pero se recomienda no beneficiarse del trayecto para disfrute personal. 

No vi su estreno en cine, pero recuerdo perfectamente la primera vez que la vi en televisión en la navidad de 1991. Sí, el mundo giraba mucho más despacio. Quizá por eso Regreso al futuro nos robaba el aliento y nos dejaba temblando esperando la segunda parte. TVE emitió también por primera vez ese año E.T. y Los Goonies. Fue un año de alto voltaje para mi memoria emotiva.


Me conmueve la claridad del recuerdo y reconocer en él la certeza de una de mis debilidades temáticas: los viajes en el tiempo. Películas y series que se nutren de ese imaginario suelen atraerme como un imán y McFly y Doc son los primeros responsables. Sé que los niños que disfrutamos lo indecible con ellos jamás concebimos, frente a las pantallas de nuestros televisores, que algún día el 2015 sería real. Nos sucedería a nosotros.  

M.J. Fox fue para mí ese mejor amigo lindo con el que nunca pasaría nada. El más simpático entre los simpáticos de las comedias simpáticas. Fue triste saberlo enfermo, de ese modo en el que son extrañamente tristes los dramas de personas a las que amamos injustificadamente, porque sí, desde lejísimos, desde otro planeta llamado realidad donde nunca nos encontraremos. Hoy le harán miles de homenajes por todos lados y es difícil no preguntarse qué sentirá precisamente él, para quien treinta años han pasado tan vorazmente.  

Regreso al futuro rebosa códigos y expresiones que asimilamos como propios. Hay algo agridulce en esta fecha que no logro traducir con estas líneas. Siento que mi viaje hasta este remoto futuro fue un parpadeo. Y sé que Doc no vendrá en mi ayuda. 



Gran parte de la persona que soy se cimentó gracias a unas pocas películas y series a las que volví, vuelvo y volveré, una y otra vez. Es raro ser testigo de este día, de este momento que la historia del cine convirtió en mito hace tanto.