Ciudad un rato así

Hay ciudades que nunca te acompañan,
ciudades como piedra en el zapato
donde las calles todas son iguales.
Helado laberinto sin un ángel.

Hay ciudades dolor, ciudades puente,
donde la vida solo está de paso
y vos sos un muñeco de papel
que el viento perderá por los tejados.

Y hay ciudades cafés, ciudades libro,
donde llegar y ser es muy sencillo.
Como si en esa luz fuera posible
lo que otras veces nunca, ni de lejos.

Ciudades muy sin nombre ni apellido,
ciudades como esquinas o sofás
para sentarse un rato
al borde de la vida,
precipicio.

m.trigo

Niebla

Nos rodea la niebla. Una muy literal, helada, castellana, muy del Valladolid en el que estamos, y otra más extrañada, variable, transitoria, que va como por dentro, empaña el pensamiento y las distancias, a veces los relojes. No sabemos decir ni la hora ni el día en el que estamos. Y a ratos, giramos la cabeza teniendo la impresión de que vamos a vernos a lo lejos doblando aquella esquina. Un yo con menos años, que se movía en grupo, reía a carcajadas y hasta cantaba a veces por la calle, ajeno a otras miradas e imposibles. Un "nosotros" que nunca imaginó llegar a este tan frío mes de enero y sentirse extranjero, transitorio e incierto.

La lección de la niebla acaso sea esta: el mundo desdibuja fácilmente y nosotros en él, apenas vaho.