
Estamos en tiempo de intensos viajes y trabajo. Es extraño cruzar un mapa conocido y sentirse extranjero y lejano. Saberse otra persona después de cierto tiempo de haberse trasplantado. Los encuentros nos dejan con la ventana abierta hacia un pasado que no nos pertenece pero del que somos ya el único testigo, la voz enrarecida de su corta memoria.
Las conversaciones giran, se abren y se retuercen sobre las diferencias. Las del día a día, pero también las otras: la vida misma, su precio, su desgaste y los modos de hacer y estar en todo como mejor se pueda.
Preguntas de ida y vuelta: ¿Cuál es vuestro método de trabajo? ¿Vivís del teatro o tenéis que dedicaros también a otras cosas? ¿Cómo hacen allá para sacar adelante las producciones? ¿Cuáles son las prioridades a la hora de encarar un nuevo proyecto? ¿De qué quieres hablar? ¿Cuál es tu historia?
Saber que se ha crecido, pero que aún nos falta. Querer seguir soñando un poco cada día.
Saludos para este y aquel lado del charco.